El 9 de julio del año pasado fue un día de mucho frío. Menos de tres grados a las 8 de la mañana. Los cordobeses amanecieron lentamente por tratarse de un día feriado.
Sin embargo, para un grupo de vecinos de pleno Centro de la ciudad de Córdoba ese martes comenzó varias horas antes: un incendio en un departamento de calle Caseros al 39 en plena madrugada provocó cuatro muertes –una de las víctimas estaba embarazada–, lo que lo convirtió en una de las tragedias más graves de los últimos tiempos de este tipo en la provincia.
Nueve meses más tarde, la fiscal de instrucción del distrito 1 turno 5, Celeste Blasco, continúa la investigación sobre lo que ocurrió en el edificio Veracruz y determinar las responsabilidades del siniestro.
El primer paso de la Justicia fue imputar a la propietaria del departamento 2° D de la torre 2, Gilda Graciela de Fátima Páez, por estrago culposo agravado.
Hasta el momento la investigación entiende que la empleada municipal habría ocurrido en una negligencia o imprudencia, sin tomar las medidas de precaución suficientes, poniendo en peligro la vida de alguien o causándole la muerte. Dicha tipificación penal prevé una pena de uno a cinco años de prisión, siendo posible su excarcelación.
Lucio Prelato, abogado la familia de Victoria Zangheri –una de las víctimas– sostuvo que pedirán un cambio de caratula del expediente. “Vamos a ir por un estrago doloso, que prevé una pena más grave. Acá murieron cinco personas y sus muertes no pueden ser en vano. Esto tiene que sentar un precedente”, dijo a este diario.
Uno de los puntos que aún no queda claro es qué realizó la propietaria del 2° D tras el inicio del foco ígneo. Si bien intentó utilizar un matafuego para sofocarlo, habría dejado la puerta del departamento abierta, lo que habría provocado que el humo se esparciera rápidamente por la torre.
La versión de Páez
Adolfo Allende Posse, a cargo de la defensa de Páez, relató por primera vez cómo fueron los hechos desde la versión de su cliente. “Ella se despertó por lo que denominó ‘un resplandor muy fuerte’ que provenía de atrás de la heladera. Al incorporarse de la cama notó que había fuego en ese lugar de la cocina e intentó apagarlo con agua de un jarrón, y al no ser suficiente buscó el matafuego del pasillo, pero no funcionaba”, dijo.

Y agregó: “En esos segundos, Páez notó que el siniestro estaba fuera de sus manos y llamó por teléfono a las 3.37 al 911, abrió la ventana del dormitorio para que saliera el humo y luego al bajar del edificio se encontró con policías, quienes le comentaron que había víctimas fatales”.
De esta manera, Allende Posse confrontó la versión inicial de que una vela habría provocado el incendio. “El día anterior ella encendió una vela en agradecimiento por el encuentro con un sobrino y el avance de sus trámites de jubilación, pero la misma se consumió esa misma tarde”, advirtió el letrado.
Otras responsabilidades
“Ella se acostó la noche anterior a dormir con su domicilio en perfectas condiciones y se levantó con fuego en su departamento. Hay que determinar las responsabilidades objetivas y en esto se ha trabajado poco”, manifestó el abogado.
En ese sentido, Allende Posse pidió que la Justicia ponga el ojo sobre quienes no actualizaron las medidas de seguridad del edificio y debían controlar las mismas.
Las querellas de los familiares de las víctimas coincidieron en que es necesario extender la responsabilidad al menos al consorcio o administración del edificio. “Considero que debe investigarse la competencia de los organismos de control, es decir la Municipalidad de Córdoba y Bomberos”, agregó Prelato.
Dolor y pedido de justicia
Luciano Mayer, apoderado legal de las familias de Luca Escudero y Marquesa Luna, estudiantes de la localidad de Serrano que fallecieron esa madrugada, contó que “no buscan venganza, pero sí justicia”.
“Les cuesta mucho hablar del hecho, constantemente recrudece el dolor y el llanto es desconsolado”, advirtió. A este pedido se sumaron algunos sobrevivientes, como Tadeo Godoy Vieira, quien se vio afectado gravemente a causa del siniestro.
Godoy Vieira, ciudadano brasileño que vivía hacía 15 días en el edificio, habría sido el primero en llamar a la Policía en esa madrugada trágica y logró rescatar a varios vecinos del edificio y ponerlos a resguardo.
“Él sufrió muchas secuelas. Su psiquíatra advirtió que padece amnesia lacunar, insomnio, terrores nocturnos, ideas paranoides, ideas de ruina, ansiedad, flashback, irritabilidad, alteraciones sensoperceptivas de tipo visual y olfatorio, visión distorsionada y diferentes dolencias osteoarticulares”, contaron sus abogadas Constanza Colqui Acosta y Nadia Ivanoff.
Las víctimas
En el incendio del 9 de julio de 2024 fallecieron cuatro personas que vivían en el edificio de Caseros 39, de la ciudad de Córdoba.
Lucas Iván Escudero. Oriundo de la ciudad de Serrano, era estudiante de la carrera de Martillero y Corredor Público en la Universidad Siglo 21. Murió en el departamento que alquilaba en el 4° D.
Marquesa Luna Chiapello. Nacida también en Serrano, era amiga de Lucas, y cursaba en la facultad de Ciencias Económicas de la UNC. Residía en el departamento 6° D.
Victoria Zangueri y Juan Antonio Paz. También fallecieron a causa del incendio. Vivían en el departamento 5° D del edificio siniestrado.
Afectados. Además, según el informe oficial el incendio puso en peligro las vidas de E.O.M y L.B. que habitaban un departamento de PB, y a M.M. y M.M., quienes se encontraban en el quinto piso, además de Tadeo Godoy Vieira, quien se había mudado 15 días antes.
El abogado mencionó que la imputada se encuentra devastada por el hecho y recordó la frase que dijo en su declaración testimonial meses atrás: “Estoy muerta en vida”. Desde ese entonces está con atención psiquiátrica. “Reza todos los días por ellos”, concluyó.