Los incendios son profundamente impactantes en Córdoba y cada año se repiten dejando consecuencias ambientales y económicas que se van acumulando en sus impactos.
El grupo “Somos Tierra, Somos Vida”, de Jesús María, invitó al prestigioso investigador del Conicet, Pedro Jaureguiberry, a hablar sobre “ecología del fuego”, su especialidad de trabajo desde hace casi una década en Córdoba. .
En diálogo con La Voz, el biólogo nacido en Colonia Caroya y egresado de la UNC, sostuvo que hay que empezar a entender mejor el rol y el impacto que el fuego tiene sobre los ecosistemas, con el consiguiente desequilibrio biológico que implica. Y que debe avanzarse más en la prevención para evitar grandes incendios forestales.
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Jaureguiberry exhortó a tener en cuenta las “distintas visiones” para trabajar en “un manejo integral” de los incendios, que son producidos en un 90% por las actividades humanas.
“En casi todos los lugares donde hay presencia de fuego en zonas pobladas hay problemas, hay conflictos de manejo, sólo que en algunos lugares se toman medidas que aquí todavía no se están tomando, y que tienen más que ver con un manejo más proactivo que reactivo respecto al fuego; eso implica más trabajo de prevención, más trabajo de uso del fuego como herramienta, por ejemplo, para reducir la cantidad de biomasa disponible en los ecosistemas y para que cuando ocurran incendios no sean tan intensos y tan problemáticos”, aseveró el biólogo.
Se mostró de acuerdo con las “quemas prescriptas” y controladas, en sectores donde el material combustible agrava en forma exponencial cualquier foco ígneo. Ese punto es uno de lo que desde hace años se mantiene en debate como herramienta para Córdoba.
Aunque a la vez aclaró: “No es para hacer en cualquier lugar porque la superficie propensa a los incendios en Córdoba es muy grande, pero sí para utilizarlo en sectores puntuales y bien estudiados donde sabemos que es más recurrente o es más problemático, porque implica que si ocurre un incendio ahí habrá pérdidas materiales o naturales y ecológicas muy grandes”.
Hizo hincapié en la elevada recurrencia de incendios en algunos sectores de nuestra provincia, que se quemaron hasta diez veces en los últimos 30 años, según estudios específicos.
Jaureguiberry insistió en que las campañas preventivas y educativas podrían reducir significativamente esas cifras tan preocupantes por sus consecuencias sociales, ecológicas y ambientales.
¿Qué hacemos con la escuela ambientalista y la productivista, que suelen exponer puntos de vista casi irreconciliables sobre el tema?, se le preguntó.
Jaureguiberry respondió: “Creo que hay que tratar de basarnos en la evidencia científica que tenemos y poner objetivos claros, eso es fundamental. Todos los sectores tienen que participar y tener la mente abierta para darse cuenta que las cosas tienen que cambiar; objetivos claros sobre qué queremos conservar o qué nivel de uso queremos hacer de los ecosistemas que quedan en Córdoba, qué importancia tiene la biodiversidad para todas las actividades productivas, aunque por ahí no nos damos cuenta de que todo viene de la naturaleza y que es muy importante que los ecosistemas funcionen correctamente. El fuego es un factor crucial y las actividades humanas son una de las causas principales por detrás de los incendios. Y hay que llegar a acuerdos que resulten en un impacto mucho menos negativo”.
