Marzo registró lluvias bien por encima del promedio histórico en Córdoba y este abril viene más húmedo que lo habitual. Pensado desde la perspectiva de quienes miden los riesgos de incendios forestales, podría imaginarse que para 2025 crecen las chances de un respiro a la alta incidencia que tuvo el fuego en esta provincia en los últimos cinco años.
La mayor humedad en el ambiente y en los suelos podría hacer, en efecto, que la temporada de incendios se demore en su inicio. Es probable que no largue en junio o julio con intensidad, como suele ser habitual. Pero, a la vez, también es posible que con tanta lluvia en verano y en otoño, se genere otro riesgo latente: habrá mayor masa combustible, más vegetación disponible para las llamas, una vez que las heladas dejen secos los pastizales y arbustales crecidos.
Con ese diagnóstico coinciden Ariel Chaves y Martín Degano. Uno es director de Gestión del Riesgo de la Provincia y el otro, director del Plan Provincial de Manejo del Fuego.
“La mayor humedad puede correr el inicio de la época de mayor riesgo. Pero a la vez dejará mayor masa combustible. Septiembre y octubre pueden ser otra vez complicados”, admite Chaves.
Degano, que lleva décadas como bombero en las Sierras, apunta que los pronósticos anticipan un otoño con humedad por encima de lo habitual. “Cuando todo se seque por el frío de invierno, largará la temporada de más alto riesgo, con más material ligero crecido, que es el principal combustible en nuestras sierras”, señala.
“La clave para que sea un año de poco fuego es que tengamos una primavera con lluvias, y no como la del año pasado”, agrega.

Qué cambia en los planes
Algunas variantes se vienen diseñando desde las oficinas dedicadas a la prevención y al ataque del fuego en Córdoba.
Degano anticipó a La Voz que las prioridades seguirán siendo “optimizar el alerta temprano de detección de focos y mejorar los tiempos del ataque rápido de las llamas antes de que se expandan”.
“En todo el mundo los incendios son cada vez más agresivos y más difíciles de contener. Les llaman incendios de sexta generación, impactados por el cambio climático. Entonces, cada vez es más necesario contenerlos antes de que alcancen volumen”, marca Chaves.
Cómo detectarlos antes y cómo llegar más rápido es tema de debates y polémicas cada año en Córdoba. Al igual que cómo prevenir que no sean prendidos y cómo hacer para que realmente se detecte y sancione a los responsables de hacerlo.
Más cámaras de monitoreo de humo
Degano anticipa que este año se sumarán más cámaras con sensores de detección de focos de fuego.
“Actualmente hay cinco domos con cámaras en puntos críticos y la idea es sumar tres más este año. Son equipos instalados en torres de 30 metros de altura, con Inteligencia Artificial, que filman en 360 grados y a 30 kilómetros a la redonda. Cuando detectan puntos de calor, generan un alerta. Esas torres se instalan en las llamadas zonas ciegas, donde hay menos movimiento de personas, menos cuarteles de bomberos, y cuesta más llegar si aparece un foco”, explica.
A la vez, se piensa en llegar al invierno con otras 15 cámaras simples de detección de fuego, que alertan sobre su presencia hasta a 15 kilómetros de distancia. “Todas estarían conectados a al centro de monitoreo en Córdoba que ya funciona”, indica.
Degano admite que esa detección no evita los incendios. “Si las condiciones climáticas son muy malas, se complica cualquier escenario. El de Chancaní, el año pasado, se vio su inicio por esos sistemas. Pero se escapó igual con la sequía y el fuerte viento de esos días. Y si no, miremos lo que pasó en California (Estados Unidos) meses atrás, pese a toda la tecnología que tienen”, advierte.
Vuelven los vigías humanos
En 2025 volverán los vigías humanos de humo. Durante varios años, hace más de una década, se había generado en Córdoba un sistema por el que bomberos voluntarios de las zonas de mayor riesgo se apostaban en mangrullos o puntos de altura para vigilar, a ojo, que no aparecieran columnas de humo en días de riesgo. Luego, fue desapareciendo esa práctica.
Esa presencia más activa venía siendo reclamada como una carencia por distintos sectores interesados en la lucha contra el fuego.
Ahora Degano anticipa que volverán, pero mediante patrullas de recorridos en días críticos, más que en puntos fijos de observación.
“Con agentes de las Etac y con bomberos se dispondrán patrullas en vehiculos, en días de riesgo. La idea es lograr el aviso lo antes posible y la salida rápida de una primera brigada de ataque”, apunta.
Los agentes deEquipos de Acción Ante Catástrofes (Etac) son empleados provinciales con rango de policías técnicos. Hay unos mil en la provincia.
Mientras, el sistema del Plan del Fuego sostiene a unos 350 bomberos voluntarios (de los casi 5 mil activos en 190 cuarteles) que reciben de la Provincia una compensación (o “beca”), que este año se fijó en $ 650 mil mensuales, a cambio de tareas cotidianas de prevención.
Esas patrullas están imaginadas para las zonas de mayor riesgo de incendio forestal (las sierras y el arco noroeste).

Otro avión hidrante
En equipamiento, este año sumará otro avión hidrante, que la Provincia acaba de adquirir (por 3,8 millones de dólares) con lo que la flota propia pasará a ser de cinco unidades.
A los aviones propios, se suman entre junio y octubre los que la Nación aporta para Córdoba y San Luis.
Degano agrega la compra de equipos de bombeo de agua (motobombas portátiles): precisa de cinco disponibles se pasará a 25, para entregar a los equipos de Etac y a cuarteles de zonas de riesgo, con el fin de tomar agua de arroyos o ríos con mayor rapidez, eficacia y distancia.
Lo que no se puede comprar es un clima que no facilite las expansiones de los fuegos, ni la erradicación de conductas humanas, intencionales o negligentes, que explican la mayoría de los inicios de las llamas.
Los números del fuego en 2024
- El año 2024 fue el segundo peor de la última década en incendios para Córdoba, después de trágico récord del 2020.
- El año pasado, se contaron 586 focos con 103.327 hectáreas afectadas en todo el mapa provincial.
- Septiembre fue el peor mes, por lejos, con condiciones climáticas muy desfavorables: el 76% del total anual se quemó durante ese mes.
- El mayor foco del 2024 fue el que arrasó 46 mil hectáreas, con inicio en el norte de Punilla (Capilla del Monte y Los Cocos) y extendido luego hacia Ongamira y San Marcos Sierras.
- De los 26 departamentos de la provincia, Punilla y Calamuchita fueron los más afectados en 2024.
- En Calamuchita fueron muy relevantes los incendios en la zona alta de los cerros Linderos-Champaquí, iniciado en Traslasierra, y el de Villa Yacanto-El Durazno.
- En 10 años Córdoba suma 760 mil hectáreas afectadas por el fuego. En 20 años, la cifra acumulada llega a 1,5 millones.
Año, por año: lo quemado en Córdoba
