De las miles de fotografías que reflejaron en estos días los incendios en Corrientes, hubo una que logró transmitir como ninguna otra, la tragedia ambiental del litoral argentino: se ve a dos bomberos cordobeses del Etac, que, entre llamas, tratan de refrescar con bidones de agua a un carpincho quemado.
Ismael Maciá (46), el autor de la imagen, tiene experiencia en fotografiar estos escenarios extremos, pero ninguno lo afectó como el que tuvo que recorrer cámara en mano estos últimos ocho días.
Ismael fue bombero y ahora es auxiliar del cuartel de Embalse (Calamuchita) y se dedica a tomar registros de siniestros.
“Ahora soy más fotógrafo que bombero”, aclara.
Acompañó la labor de un grupo del Etac, que primero fueron asignados a Caá Catí, luego se trasladaron a San Luis del Palmar y finalmente combatieron las llamas en los Esteros del Iberá, adonde captó al animal, de los cientos expulsados de un hábitat que de pronto se transformó en un infierno.
“Yo estaba unos metros adelante, se estaba haciendo una línea de trabajo y cuando escucho los gritos del animal y de los chicos, me doy vuelta y veo la secuencia: fui rápido al lugar y logré captar justo cuando lo trataban de ayudar”, relata. La foto fue portada de diarios y recorrió portales de noticias del mundo. “Cuando le tiraban agua se sentía el crepitar, como cuando le tiraras agua al fuego, el animal estaba prendido fuego”, recuerda el momento, en el que también percibió “la desesperación de los bomberos por ayudarlo”.
Dice que la impresión compartida era la de impotencia, por no poder ayudar a los cientos que estaban en las mismas condiciones, porque el fuego seguía avanzando y quemando.
“Fue muy fuerte lo que viví estos días, triste es la palabra”, dice, ya de regreso a su casa de Casa Grande, entre Cosquín y Valle Hermoso. “La foto que tuve la suerte de captar refleja eso, cientos de animales en las mismas condiciones, y la naturaleza, árboles, miles de hectáreas quemadas, es triste, triste, triste”, no se cansa de repetir.
“No tuve el coraje de recorrer el área quemada, seguro había un escenario tristísimo”, admite.
“De las pocas veces que sentí un nudo al captar imágenes”, describió Maciá en su perfil de Instagram.
Capacitado para desarrollar la labor en zonas hostiles, dice que no pudo dejar de conmoverse con la tragedia ambiental.
Descargar fotos era complicado por las condiciones adversas y la falta de señal, pero logró bajar esa secuencia con la ayuda de un amigo, de las muchas que tiene aún en la tarjeta de memoria. “Logramos subir esas tres fotos y mandarlas y las perdimos, empezaron a difundirse por todos lados”, señala. Dice que hay un antes y un después de esta foto, por los contactos a los que accedió.
Hasta le llegó una propuesta para sumarse a trabajar en la línea más caliente del mundo en este momento, el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que aún está analizando.
