Las trágicas inundaciones de Bahía Blanca, que por el momento tienen un saldo de 16 muertos y 936 evacuados, dejaron terribles imágenes e historias.
Ahora, se conoció cómo fue el rescate de los 15 bebés prematuros que estaban en el Hospital Penna, uno de los puntos críticos de la ciudad bonaerense.
El centro médico, uno de los más importantes de Bahía y de la región sur de la provincia, se inundó y colapsó.

Rescate de bebés prematuros en el Penna: la historia
En medio de las inundaciones y la lluvia, las médicas y las enfermeras de neonatología del hospital lograron rescatar a 15 bebés del agua y el barro que subían desde el subsuelo.
En diálogo con Clarín, las mujeres contaron que sabían que había una alerta meteorológica, pero que esperaban un corte eléctrico, como suele ocurrir en las tormentas, y no la tragedia que finalmente ocurrió.
“Alrededor de las 6.30, se cortó la luz y se prendió el generador, como siempre ocurre, así que nos quedamos tranquilas. Pero al ratito se volvió a apagar y nunca más se volvió a prender”, contó Mariana Calahorra, de 54 años, médica de neonatología que hace guardia todos los jueves.
“Había un grupo que estaba trabajando desde las 12 de la noche y se iba a las 6 de la mañana, y el grupo que llegaba. Todas decidieron quedarse”, explicó.
Según su relato, el agua entró de golpe y todo comenzó a flotar en instantes. “En un segundo empezó a flotar todo todo lo que teníamos en los cajones, heladeras, computadoras, sillas, bancos, jeringas... El cesto verde, con residuos no patológicos, dado vuelta. El rojo, de residuos patológicos, también”, contó.

“No era agua, era de todo, barro, cosas que venían de las cloacas”, agregó.
Empapadas, expuestas a todo tipo de riesgo, y con las linternas de sus celulares, las profesionales pudieron atravesar el subsuelo y subir las escaleras para llevar a los 15 bebés a un lugar seguro.
“Algunos iban a upa. Otros, con incubadoras hasta donde podíamos llegar. La incubadora no se puede trasladar, tiene ruedas, pero no se puede trasladar con agua hasta la cintura, porque por más que sea alta, no la podemos hacer arrastrar”, explicó Mariana.
Cruzar la ciudad con los bebés, en medio de las inundaciones
Una vez arriba, los bebés pudieron encontrarse con sus madres y rápidamente les proporcionaron calor colocándolos sobre sus pechos. Según explicaron, una enfermera se quedó junto a cada paciente. “Nosotros hacemos ‘COPAP’, así se llama, que es contacto piel a piel”, acotó la médica.
Tras esto, las mujeres intentaron rescatar el equipo para poder trabajar, ya que el sector de neonatología está aislado del resto del hospital. “Una vez que estaban ubicados con sus mamás, todo el equipo se puso a buscar cosas en la oscuridad, todo lo que pudiéramos salvar”, contó Mariana.
Afortunadamente, explica, no había tantos bebés con ellas. “Con oxígeno teníamos cuatro bebés, de los cuales dos estaban con (un aparato) CPAP, que está conectado a un sistema de oxigenación un poco más complejo, y los pasamos a una cánula, que lo resistieron bastante bien. Estaban en incubadoras conectados a monitores, que esos sí, tienen batería que dura muchas horas”, recordó.

No obstante, los pequeños no podían quedarse en ese lugar y tenían que ser trasladados, con urgencia, a otro.
Ante esto, las médicas y enfermeras tuvieron que atravesar la ciudad para llegar al hospital privado Dr. Raúl Matera, a 6 kilómetros de distancia. Lograron hacerlo en tres vehículos: una camioneta del personal de servicio, una ambulancia y un camión del Ejército. “No había manera de salir del hospital, estaban todas las calles como ríos”, contó la médica.
Sin embargo, el trayecto no fue fácil y el equipo de neonatología se mantuvo unido ante la incertidumbre. En medio de la incertidumbre, el equipo de neonatología se mantuvo unido. “A la primera que se caía y se angustiaba, siempre había otra que la abrazaba y le decía, bueno, vamos, ya está, va a estar todo bien, ya nos van a venir a buscar”, recor.
“Nos demoramos porque mientras subíamos a los bebés, hubo que llevarse a los adultos de la terapia intensiva, que también funciona en el subsuelo. A ellos se los pudo cargar más rápido en el camión”, acotó Mariana.
Finalmente, lograron llegar a destino cerca de las 19. “Los que hacemos en neonatología somos muy pocos y trabajamos los mismos en todos los hospitales. La doctora Graciana Manzo y todo el equipo nos esperaron, nos alojaron, nos dieron un abrazo. Estábamos muy cansadas, no habíamos comido del día anterior, así que nos esperaron con cosas ricas”, recordó la médica.
“Fue un final feliz, después de muchas horas, mucha angustia y mucha exposición”, cerró.