Tras los arrasadores incendios de fines de 2020 en gran parte del norte y noroeste cordobés, la ONG A tree to breathe (en inglés, un árbol para respirar) y la Sociedad Rural de Jesús María lanzaron la ambiciosa campaña Forestar con la intención de devolverle al monte tanta pérdida.
Y tras la firma del convenio, a principios de 2021, ya se realizaron decenas de pequeñas acciones en diferentes parajes y campos privados donde el fuego arrasó con la flora existente.
En cada una de esas oportunidades, se plantaron de 60 a 100 ejemplares nuevos, pero el problema con el que se topan hoy es que producen más árboles en el vivero agroforestal y encuentran pocos lugares donde plantarlos.
La creación del vivero tenía, vale aclarar, un doble propósito. El otro objetivo era convertirse en proveedor de los propietarios de grandes extensiones agrícolas que están obligados por la ley vigente a restituir un porcentaje de la arboleda según la superficie productiva.
Pero ambos propósitos marchan lento, los árboles vienen creciendo a ritmo constante, y se corre el riesgo de no poder darles un lugar adecuado para su correcto crecimiento.
En resumen, hoy tienen más árboles que campos donde plantarlos y están procurando superficies de al menos cinco hectáreas para ir convirtiéndolos en pequeños bosques, preferentemente en el norte cordobés.
“Básicamente, nos hacen falta terrenos para volver a regenerar la flora autóctona y plantar todos nuestros árboles para recuperar los bosques que desgraciadamente se han arrasado”, explicó Roberto Drazich, fundador de A tree to breathe.
Ni siquiera están solicitando tierras fértiles. Por el contrario, sirven más aquellas que estén degradadas para poder remediarlas con la implantación de ejemplares.
Campaña reciente
Hace menos de 15 días, Drazich estuvo en Jesús María con directivos de la Sociedad Rural junto a quienes hizo una serie de plantaciones en el predio de la entidad y también en Sierras Chicas.
En las instalaciones de la Rural plantaron 40 álamos, como cortina forestal, y 40 eucaliptos en la zona del lavadero de jaulas porque aprovechan las aguas residuales para crecer.
Y en la parte trasera del predio de Malabrigo, donde hay un remanente de bosque nativo, plantaron otras nativas, además de enriquecer un parque autóctono en Las Peñas (Totoral) y en Ascochinga.
La actividad contó con la participación de ateneístas, de voluntarios y alumnos de la Escuela de la Familia Agrícola de Colonia Caroya.
De Mendoza para el mundo
Luciana Rosas y Roberto Drazich se comprometieron con el ambiente, después de generar algunas acciones de alto impacto en Costa Rica y en el continente africano.
Y hace algunos años, formalizaron la iniciativa con la Fundación A Tree To Breathe (www.atreetobreathe.org) que ya lleva plantados alrededor de 9 millones de árboles en distintas partes del mundo.
A fines de 2020, estos dos mendocinos sumaron a la Sociedad Rural para este desafío de reforestar las sierras y campos del norte de Córdoba que fueron arrasados por los incendios y que, según cálculos del Ministerio de Agricultura, afectó 240 mil hectáreas en toda la provincia.
