Con la declaración de dos exfuncionarios provinciales finalizó en Río Cuarto la ronda de testigos en el juicio al falso médico del COE, Ignacio Nicolás Martín.
Se pasa ahora a un cuarto intermedio hasta el 14 de agosto, día en que se producirán los alegatos y la sentencia.
Martín sostiene que ambos exfuncionarios lo obligaron a firmar como médico, “por una cuestión práctica”, para ponerlo al frente del Centro de Operaciones Tácticas (COT) en Río Cuarto.
Diego Almada, excoordinador del Centro de Operaciones de Emergencia (COE) de la Provincia, declaró por videollamada. Expresó que no era necesario que el titular del COT fuera médico, porque la función del comando era coordinación y articulación.
Aseguró que Martín dijo en el brote de Oncativo, antes de ser enviado a Río Cuarto, que había rendido las últimas materias de Medicina y que le creyeron, pero que la Provincia nunca lo ocupó en esa condición. “Siempre su función fue de voluntario para el COE”, afirmó Almada, actual asesor del Ministerio de Salud provincial.
Por su parte, Pablo Carvajal, exsecretario de Salud de la Provincia, recordó los críticos momentos vividos durante la pandemia y negó haber conocido a Martín antes de que le notificaran, en diciembre de 2020, que no era médico y que usaba ilegalmente una matrícula de una mujer. “Desconozco las funciones específicas que cumplió”, declaró.
Por las actividades de atención médica primaria de Martín, los dos exfuncionarios deslindaron responsabilidades en el municipio riocuartense.
“Carvajal dijo que lo presentó a Ignacio en Río Cuarto como voluntario y los funcionarios de Río Cuarto dicen que ellos se lo presentaron como médico. Es una inconsistencia flagrante que esperamos que sea investigada por la Justicia. Por eso Ignacio solicitó que la Justicia mida con la misma vara a todos los que tuvieron relación con los delitos que él admite”, acotó su abogado defensor, Agustín Cattaneo.
“Se les escapó la tortuga”
La defensa admite que Martín “va a ser condenado porque él mismo admitió haber ejercido ilegalmente la medicina”. Pero dejó claro que su objetivo principal es que no se lo condene por homicidio con dolo eventual ni por lesiones.
Las imputaciones más graves son por la muerte del paciente Nicolás Bertol (quien padecía una cardiopatía mitral severa) y por el agravamiento de un problema coronario en el paciente Daniel González.
Este jueves, el perito forense Martín Subirachs, con base en las testimoniales de la causa, opinó que “hay un nexo causal entre el accionar del falso médico y las muertes o lesiones sufridas”.
“La intervención de Martín implicó quitarle la chance a los pacientes de ser atendidos por un profesional, les hicieron perder tiempo, en un momento crítico en el que el tiempo es sagrado”, dictaminó el forense.
Subirachs sentenció: “Fue una estafa de Martín a la buena fe de los pacientes y familiares que creyeron que era médico”. Y agregó: “Si bien había un estado de excepción por la pandemia, en el Estado fallaron los controles”. “Se les escapó la tortuga”, graficó.
En contra de la acusación de homicidio con dolo eventual, Cattaneo insistió con que el subsecretario de Salud municipal, Isaac Pérez Villareal, además médico particular de Bertol, “es quien debería haber activado un código rojo de emergencia apenas recibió el llamado de la familia”.
Destacó que el médico Franco Turco llegó 10 minutos después de Martín y que declaró que “Bertol ya llevaba dos o tres horas de muerto, porque el cuerpo estaba frío y pálido”. Con todo, negó un nexo causal entre la intervención de Martín y el deceso.
Martín pidió juzgar a funcionarios con “la misma vara”
Por su parte, el imputado pidió la palabra este jueves y dejó entrever que cuando Pérez Villareal le habló para que concurra al domicilio de Bertol no estaba en horario de trabajo. Pidió nuevamente perdón a la comunidad por haberse presentado como médico cuando no tenía título e insistió para que “la Justicia investigue y mida con la misma vara” a quienes fueron sus superiores.
En la última jornada declararon también dos jóvenes médicas. Camila Meneghello, que trabajaba con Martín en el COT, dijo que nunca sospechó de él y que cuando practicaba Reanimación Cardiopulmonar (RCP), “lo hacía superbien”.
En cambio, Victoria Schiavi, médica de un dispensario municipal, contó que con su compañero Diego Ordóñez sospecharon que Martín era “médico trucho” porque les parecía muy joven y decía estar haciendo la residencia en el Hospital Córdoba, donde no lo conocían.
Fueron ellos los que chequearon en la página del Consejo de Médicos la matrícula que usaba Martín y descubrieron que ese número pertenecía a otra persona. Dieron la voz de alarma a su jefa, Laura Cortez, y recién un mes después trascendió públicamente lo acontecido. Y se desató el escándalo.
