En una de las últimas audiencias del juicio por el femicidio de Anahí Bulnes, los peritos oficiales y de parte ampliaron en la Cámara Sexta del Crimen de Córdoba los informes psicológicos de Santiago Campos Matos, el hombre imputado por el crimen, ocurrido en diciembre de 2022.
Los peritos advirtieron los rasgos sádicos perversos con características psicopáticas de Campos Matos, aunque apuntando que puede comprender y dirigir sus acciones. Este último rasgo es importante para el análisis jurídico ya que determina si el acusado es imputable o no.
También advirtieron que su accionar lo colocaba en una situación de “control y poder”, con frialdad emocional, sin culpa ni empatía por el dolor de los demás. Advirtieron en la pericia su desprecio y odio por las trabajadoras sexuales, con quienes tenía relaciones esporádicamente.
En la audiencia asistieron las peritos oficiales Marcela Scarafía y Débora Moyano, junto a los de la querella, Fabiana Boer y Raúl Quiroga. El informe de los peritos de la defensa fue incorporado al expediente ya que sólo fue la adhesión a la pericia oficial. Todos participaron de las tres entrevistas que requirió el proceso.
Un dato llamativo: Quiroga dijo que en sus años ejerciendo la psiquiatría y como perito nunca sintió el miedo que vivenció durante la pericia a Campos Matos, a tal punto que en la segunda entrevista decidieron dejar la puerta abierta para que el personal policial estuviera cerca por cualquier circunstancia.
Por su parte, Scarafía opinó, ante una consulta de la querella, que el imputado ejerce poder sobre alguien a quien puede subyugar.
Aislamiento desde la niñez
En la pericia oficial relataron el trayecto de vida de Campos Matos. El hombre que transcurrió su infancia en el valle de Traslasierra fue creciendo “con la sensación de no ser amado, de ser rechazado, de sentirse empequeñecido, de ser diferente, de sentirse menospreciado, de no ser tenido en cuenta, con sentimientos de soledad, de tristeza y de aislamiento”, señala la pericia.
“A los sentimientos de soledad, tristeza y desamor, como algunas veces sucede, le siguieron el nacimiento de sentimientos de ira y de resentimiento”, agrega.
A los 12 años comenzó a ir de caza con un tío. ”Resulta llamativo el tratamiento que el peritado le daba a los huesos de sus presas, con las que establecía una relación particular. Disfrutaba de su textura, (lo tranquilizaba tocar el material) las aseaba, las pulía, las pintaba y a veces las convertía en artesanías. También las coleccionaba”, se apunta.
A esa edad comienza además ya a fumar marihuana, luego fue agregando alcohol y más adelante otras drogas. Emocionalmente aislado de su familia también comienza a aislarse de sus grupos de amigos, con quienes se sentía diferente, y eso incrementaba su sentimiento de soledad y de tristeza.
También manifestó conflictos con su padrastro por lo que a los 15 años abandonó por unos días su hogar. Luego abandonó el colegio dos veces y a los 19 se instaló en Córdoba para trabajar.
Consumo e insomnio
Sus pesadillas en la pubertad con sueños de contenido hostil y destructivo se convierten luego en episodios de insomnio que se fueron haciendo más frecuentes con el tiempo. A los 24 comenzó a consumir cocaína los fines de semana y también probó otras drogas.
La pericia oficial, al igual que el relato que dio el imputado, indican que a raíz de los episodios de insomnio, de consumo y de un intento de suicidio derivaron en una internación psiquiátrica de tres meses en Bell Ville. Allí fue medicado con quetiapina, que sigue tomando hasta la actualidad.
Con los años, su relación de pareja y el nacimiento de sus dos hijas se volvieron factores de mayor estabilidad en su vida y de sentimientos positivos. Sin embargo su expareja, con quien compartió 16 años, declaró que Campos Matos era una persona manipuladora y que ejercía violencia psicológica con ella.
La pareja se disolvió a fines de 2021, tras la denuncia por abuso de una amiga de su hija, aunque en su relato no fue esta la versión que el manifestó, sino que declaró que la ruptura se dio “de mutuo acuerdo”.
La separación reavivó los sentimientos de soledad, enojo y abandono. Sin embargo, sus tendencias impulsivas “no perjudican la capacidad de controlar la expresión de los comportamientos indebidos, ya que no presenta alteraciones psicopatológicas que le impidan la gestión de sus emociones e impulsos cuando desea moderarlos”, indicó la misma pericia.
A la manipulación, falta de empatía y frialdad afectiva se agrega el “escaso remordimiento por el daño causado” y se le suma la tendencia a repetir los actos de perjuicio y el posible goce frente a la liberación de ciertas tensiones emocionales o fantasías recurrentes.
“En el contexto de estas manifestaciones se han hallado indicadores de tendencias sádicas (Ro), entendidas como experiencia o sensación de placer ante el dolor y sufrimiento ajeno”, se apunta.
En la pericia de la querella destacaron que Campos Matos es “proclive a cometer actos violentos y sádicos que le otorgan placer sexual”.
El juicio por el femicidio de Anahí Bulnes revela un entramado complejo de violencia, desprecio y manipulación por parte de Santiago Campos Matos, en especial con las trabajadoras sexuales.
A medida que avanza el juicio, los testimonios y pericias hacen foco en un trasfondo de violencia de género que terminó en lo que hasta ahora se cree que fue un brutal crimen.
