“Sin un diagnóstico en vida, es muy difícil valorar el potasio en la autopsia”, declaró este lunes desde Inglaterra, vía teleconferencia, la médica patóloga perinatal Marta Cohen, en el marco del juicio por la muerte de bebés en el hospital Materno Neonatal de la ciudad de Córdoba, que se desarrolla en la Cámara Séptima del Crimen de Tribunales II, en la Capital provincial.
La testigo propuesta por la defensa de la enfermera Brenda Cecilia Agüero (29), acusada de ser la autora de cinco homicidios de bebés y de intentar hacerlo con otros ocho entre marzo y junio de 2022, repitió una y varias veces que constataciones de hiperpotasemia después de la muerte no son tenidas en cuenta en las cortes del Reino Unido.
La principal hipótesis de los hechos que se le reprocha a Agüero es, justamente, que ella les inyectó (dolosamente) dosis de este mineral a los bebés.
La especialista argentina radicada en el extranjero explicó que apenas cinco minutos después de la muerte los niveles de potasio suben en el organismo, al romperse la membrana de todas las células. Esto genera que el potasio y otros elementos se liberen y tengan mayor presencia en otros tejidos, por ejemplo, en sangre.
Por eso, ante las consultas de los defensores Juan Manuel Riveros y Gustavo Nievas, más la de las otras partes, afirmó que las pruebas de potasio post mortem no tienen validez. “En el Reino Unido, en una corte penal, tengo que decir ‘sin dudas’”, remató Cohen.
En principio, esta afirmación puede resultar contundente contra la acusación que pretende probar que el exceso de potasio no fue “natural” o producido por el organismo de los bebés muertos, sino por un factor exógeno, como su inyección a poco de nacer.
Pero la aclaración de la primera parte de la frase –“sin un diagnóstico en vida”– puede aportar más dudas que certezas a las intenciones de la defensa de Agüero. O, dicho en otras palabras, nuevas certezas a la acusación.
¿Por qué? Debido a que quienes repasan el expediente sostienen que sí hay valoraciones en vida, evaluaciones de los neonatos antes de morir. A saber: diagnóstico como “nacidos sanos”, historia clínica, fármacos que se les administraron y, fundamentalmente, el “test de Apgar”, una prueba que se realiza a los recién nacidos para establecer si precisan algún tipo de asistencia médica.
Si el párrafo anterior coincide con la prueba, lo que afirma la experta no ayuda mucho a Brenda Agüero.
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El aporte de la testigo parece haber estado destinado a ser cuanto menos relativo. Cohen fue convocada a opinar sin conocer los 13 casos particulares. Debía hablar de generalidades, sin conocer los antecedentes del expediente judicial que se ventila ante el jurado popular.
Más allá de esto, el fiscal de cámara Sergio Ruiz Moreno se permitió discutirle a Cohen su afirmación de fondo. Para él, el argentino Luis Alberto Ferrari, perito forense que integró el equipo a cargo de los peritajes oficiales de la causa, llega a conclusiones certeras sobre la presencia exógena de potasio al analizar con cuatro métodos diferentes (post mortem) sobre tres muestras distintas.
Por eso, el acusador cuestionó a Cohen que despreciara la validez de las pruebas posteriores a las muertes porque, más allá de eso, por varios caminos se llega a que la presencia de potasio en estos casos era por demás elevada. La testigo dijo que desconocía al perito nacional, al que mencionó varias veces como “Ferreyra”.
Ruiz Moreno comentó después a La Voz que Cohen formuló sus opiniones “sin la valoración de contexto y sin conocer los casos particulares”.
A propósito, la argentina radicada hace décadas en el Reino Unido comentó que las pruebas post mortem en ocasiones pueden ser válidas, al tenerse en cuenta otros elementos de la “escena del crimen” o de la “escena de muerte”, y citó el caso de un hombre que se suicidó en Inglaterra, al que se le encontró un envase de potasio y una vía con la que se administró este electrolito.
Precisamente, si se conoce cómo estaban antes de morir, según las pruebas que les hicieron, ese es el contexto que puede explicar las muertes de los bebés cordobeses.