Con jurados populares, comenzó en Río Cuarto el juicio contra Ricardo Omar Domínguez (36) quien atacó con un cuchillo a su expareja, Jenifer Elizabeth Gómez Giménez, en la localidad de Achiras, el 14 de junio del 2024.
La fiscalía lo acusa de homicidio doblemente calificado en grado de tentativa y desobediencia a la autoridad. La víctima, madre de dos niñas, sobrevivió gracias a la intervención de vecinos y a la atención médica que recibió de urgencia. “Si te vas te mato”, “Si no estás conmigo no vas a estar con nadie”, asegura que le decía el agresor.
De acuerdo con la investigación realizada por el fiscal Fernando Moine, Domínguez y Gómez habrían mantenido una relación durante casi una década, de la que nacieron dos hijas pequeñas. Se habría verificado un vínculo conflictivo en un contexto de violencia de género. Testimonios dan cuenta de que el hombre le habría impedido a la mujer trabajar, le limitaba las salidas y la aislaba de su familia y amigos. Se sospecha que también habría ejercido violencia física.
El expediente revela que, en mayo del 2024, mientras Domínguez dormía, la mujer se presentó en el Juzgado de Paz de Achiras y pidió ayuda desesperada para salir de la casa con sus hijas. Pudo volverse a la casa de sus padres y la justicia emitió una orden de restricción, que impedía a Domínguez acercarse o comunicarse con ella. No obstante, el hombre habría seguido hostigándola, apareciéndose en su domicilio y enviándole mensajes.
El hecho que sentó a Domínguez en el banquillo ocurrió el 14 de junio, en la previa del día del Padre. Según la requisitoria de elevación a juicio, Gómez habría ofrecido que sus hijas pasaran el fin de semana con su papá.
Según el plan inicial, Domínguez debía ir a buscarlas a la casa de los abuelos maternos, donde vivían desde la separación. Pero él habría cambiado el punto de encuentro, alegando que había presencia policial en la zona. Pidió que lo vieran en la puerta del jardín de infantes del pueblo. Para la fiscalía ese cambio fue una estrategia para llevar a la mujer a un sitio más oscuro y aislado donde presionarla para que volviera con él.
De acuerdo a la acusación, cuando Gómez llegó con las niñas, Domínguez simuló sacar la billetera para darle dinero para la manutención. Pero en realidad sacó un cuchillo, de 26 centímetros, con el que amenazó con matarla si no retomaban la convivencia. Ante la negativa de la joven, habría iniciado el ataque.
La mujer recibió varias puñaladas en la zona del tórax y el abdomen; una le provocó fracturas costales y una lesión en el pulmón. En medio del forcejeo, la mujer logró quitarse el arma blanca que su ex le había clavado en su cuerpo. El hombre habría seguido pegándole hasta que los gritos y llantos de las pequeñas hijas presentes atrajeron a los vecinos.
Diego Samuel Torres y su madre, Virginia Stadler vieron huir al agresor. Según sus testimonios, Gómez, aún consciente, les habría dicho: “Fue Ricardo”. La ambulancia trasladó a la víctima primero al dispensario del pueblo y luego al hospital de Río Cuarto, donde permaneció internada hasta el 22 de junio.
Esa misma noche, la policía montó un operativo y detuvo a Domínguez en el barrio sur de Achiras. Llevaba consigo el cuchillo y ropa con manchas de sangre. La fiscalía destacó la contundencia de las pruebas reunidas: los testimonios directos de los vecinos, la declaración de la propia víctima, el secuestro del arma blanca, las constataciones médicas sobre heridas que habrían puesto en riesgo la vida de la mujer y la vigencia de la orden judicial que él habría desobedecido.
En su defensa, Domínguez negó la intención homicida. Argumentó que sólo trató de conversar con su expareja sobre el trato que ella le daba a sus hijas, lo que habría provocado el enfrentamiento. Llegó a argumentar que si la hubiera querido matar lo hubiera hecho.
El fiscal Fernando Moine lo envió a juicio, acusado de homicidio calificado por el vínculo y por mediar violencia de género, en grado de tentativa, además de desobediencia a la autoridad. A su criterio, la entidad de las lesiones, el uso de un arma blanca, la elección de zonas vitales y la premeditación de citarla en un lugar oscuro demostrarían una clara intención homicida.