La cantidad de kilos que figura en un lavarropas (6, 8, 9 ó más) es uno de los datos más visibles del electrodoméstico, pero también uno de los más malinterpretados. La confusión es frecuente. Muchos usuarios creen que esa cifra se relaciona con la ropa mojada o con el volumen que “entra” en el tambor.
Sin embargo, los fabricantes coinciden en un punto clave y es que los kilos siempre se refieren al peso de la ropa seca. Así lo explican los manuales de uso y las guías técnicas de los principales fabricantes de lavarropas. La capacidad indicada corresponde a la carga máxima de prendas secas que la máquina puede lavar en condiciones óptimas y bajo programas específicos.
Qué significan realmente los kilos
Cuando un lavarropas indica, por ejemplo, una capacidad de 8 kilos, ese valor está calculado para el programa de algodón, que es el ciclo estándar y el más exigente en términos de carga. No todos los programas admiten el mismo peso.
Los ciclos para prendas sintéticas, delicadas o lana suelen requerir cargas menores. En esos casos, superar el peso recomendado puede afectar el movimiento de la ropa, el enjuague y el centrifugado.
Los fabricantes señalan que la cifra de kilos no es una referencia visual sobre cuánto “llenar” el tambor, sino un límite técnico asociado al rendimiento del lavado y al cuidado del motor.
Por qué se genera la confusión
En la práctica cotidiana, casi nadie pesa la ropa antes de lavarla. La mayoría de las personas carga el tambor “a ojo”, guiándose por el volumen y no por el peso real de las prendas secas.
Esa costumbre lleva a pensar que, si la ropa entra físicamente en el tambor y la puerta cierra sin problemas, la carga es correcta. Sin embargo, un lavarropas puede verse lleno y aun así superar el peso máximo recomendado para un programa determinado.
Según explican los fabricantes, la capacidad en kilos no equivale a “llenar hasta arriba”, sino a permitir que la ropa tenga espacio suficiente para moverse durante el lavado.
Qué pasa si se sobrecarga el lavarropas

Cargar la máquina por encima de su capacidad recomendada tiene consecuencias directas. La ropa se mueve menos, el detergente se distribuye de forma irregular y el aclarado pierde eficacia.
Además, un tambor sobrecargado puede generar centrifugados deficientes, dejar las prendas más húmedas y aumentar el desgaste de componentes como el motor y los amortiguadores. También puede elevar el consumo energético, ya que la máquina necesita más esfuerzo para completar el ciclo.
En el largo plazo, estos hábitos reducen la vida útil del electrodoméstico y afectan la calidad del lavado.
Cómo saber si la carga es adecuada
Como orientación práctica, los fabricantes suelen recomendar dejar un espacio libre en la parte superior del tambor. Una regla sencilla es que, una vez cargada la ropa seca, se pueda introducir una mano en vertical entre las prendas y el techo del tambor.
Este criterio no reemplaza las indicaciones del manual, pero ayuda a evitar uno de los errores más frecuentes, confundir capacidad con volumen.
Algunas marcas y modelos pesan automáticamente la cantidad de ropa antes de iniciar el ciclo de lavado.
Ante dudas, la recomendación es consultar el manual del modelo específico y ajustar la carga según el tipo de programa elegido.




























