Los operadores turísticos –en mayor medida los oficiales que los privados–, vienen marcando que la temporada de verano actual registra un movimiento algo mayor al que se presuponía en noviembre y diciembre, cuando los niveles de reservas bajos encendían algunos alertas.
En Córdoba, incluso, los registros de la Agencia Córdoba Turismo indican que el nivel de actividad supera, hasta ahora, al del verano anterior.
Mientras, un par de datos de la actividad ubican mejor el contexto socioeconómico en relación a la movida turística de este verano.
Uno, es el bajo promedio que se registra de pernoctaciones. En Córdoba, la agencia oficial señaló a La Voz que en lo que va de enero el promedio de estadías de los turistas que visitan esta provincia es de 3,6 noches. Ese número representa el más bajo que se haya medido.
En la costa bonaerense, el otro destino masivo de verano en Argentina, se están midiendo números similares. En los balnearios de mar sobre el Atlántico era, hasta hace unos 15 años, casi imposible alquilar un alojamiento por menos de una semana y la mayoría lo hacía en torno de los 10 o 15 días. Eso varió rotundamente en la última década y se acentuó más este verano.
Parece evidente que la situación socioeconómica impacta en el recorte de los tiempos vacacionales. Se suma, en realidad, a una tendencia más de fondo y que se reporta en el mundo entero: la gente se toma menos días de vacaciones en la temporada alta, y reparte sus salidas durante todo el año.
Las vacaciones de dos semanas ya son una rareza. Y en Argentina, y en Córdoba, se percibe claramente. A ese fenómeno social y de modalidad de consumo global se suma aquí y ahora un recorte adicional por presupuestos familiares acotados.
Las 3,6 noches medidas para enero por la Agencia Córdoba Turismo marcan un promedio preliminar, tomado en base a los datos aportados por los municipios turísticos, contando todas las modalidades de alojamiento pagas.
El número explica a la vez otra tendencia, que se observa desde hace varios años y se confirma claramente este verano: los fines de semana hay claramente más movimiento que de lunes a jueves.
En ese caso, influye el recorte en las estadías y la acentuación del “turismo de cercanía”, es decir, de visitantes que habitan cerca del destino elegido. El costo ahí también influye.
Números acordobesados
El pasado “finde”, en ese marco, fue el de mejor movimiento de turismo en Córdoba, según los datos difundidos por la agencia provincial. No es sorpresa: si el clima ayuda, el tercer fin de semana de enero suele ser el de mejores números de cada verano, a excepción del “finde” extralargo de Carnaval.
Según la estimación oficial, Córdoba recibió unos 245.000 visitantes ese fin de semana, con una ocupación en hoteles y cabañas que se acercó al 90% promedio, superando a los 229.000 registrados en el mismo período del año pasado.
La estimación es que en todo enero se contarían unos dos millones de turistas. La estadística considera turista a quien paga por pernoctar al menos una noche.
¿Cuántos salen de vacaciones?
Hay otros datos que ayudan a componer el escenario de la temporada en marcha. ¿Cuál es el verdadero impacto de la mayor salida en este verano de argentinos al exterior por la ventaja cambiaria?
Un estudio, en base a encuestas en todo el país de la consultora Management & Fit, marcó que sólo el 31,6% de la población argentina afirma que salió o saldrá de vacaciones este verano.
De ese volumen, el 68% dijo que elegía destinos nacionales, mientras que el 28% optaba por viajar al exterior: esta cifra se duplicó respecto a las de idénticos sondeos de 2022 (16,9% iba al exterior ) y 2023 (15,7%).
El dato coincide con los reportes que llegan de Brasil, por ejemplo, en los que las principales ciudades balnearias calculan que cuentan ahora con el doble de argentinos que en los eneros anteriores.
Aún duplicando la tasa de argentinos vacacionando en el exterior, casi 7 de cada 10 (el 68%) de los que vacacionan aseguraron que sus días de veraneo han sido o serán dentro del país: una franca mayoría.
Pero si hay un dato clave en el informe, y que está en línea con otras estimaciones, es aquel que marca que solo el 31,6% de los encuestados afirmó haber viajado o tener planes de viajar este verano.
Esa cifra representa una caída de 8,6 puntos porcentuales respecto de iguales mediciones anteriores: en 2022 y 2023, los que decían vacacionar habían sido el 39,3% y el 40,2% de la población relevada.
Este verano, un contundente 68,4% de los argentinos dijo que no vacacionaba. De ese modo, todos los datos de movimiento, ocupación y actividad turística, en todos los destinos, involucraría al 30% de la población.
El sondeo de Management & Fit, fue realizado entre el 13 y el 21 de enero, con 2.600 casos efectivos y 2.200 casos ponderados a nivel nacional, mediante entrevistas presenciales, online y telefónicas.
La encuesta destaca que la falta de dinero es el principal motivo por el cual las personas no viajan. El segundo motivo, pero lejos, es el de compromisos laborales o de estudio.
El mismo estudio cita que, entre quienes dijeron vacacionar este verano en Argentina, la costa del Atlántico se mantiene como la opción más citada, seguida por Córdoba. Tercero, aparece el norte de la Patagonia.
Mucho argentino sale, poco extranjero entra
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) reveló en su último informe que mientras cada vez más argentinos realizan viajes al exterior, cada vez menor turistas internacionales visitan el país. La cuestión de la diferencia de valores cambiarios impacta fuerte.
El último informe de estadísticas de turismo internacional (ETI) correspondiente a diciembre, develó que ese mes ingresaron 581.600 turistas (personas con más de un día de estadía), que representa un descenso del 25,7% respecto de un año atrás.
Del otro lado de la vereda, durante el mes pasado la salida transitoria del país de argentinos alcanzó a 1.341.800 viajes, de los cuales 693.600 miles fueron turistas, que implicó un crecimiento del 76,4%.
El 80,7% de los destinos elegidos por los turistas argentinos en diciembre fueron de países limítrofes.
En enero se estima que la diferencia de cifras entre egresos e ingresos sería aún mayor.