Las dificultades para conseguir departamentos en alquiler en la ciudad de Córdoba han disparado la demanda de alojamiento en las residencias universitarias para jóvenes de las provincias del norte o del sur del país y del interior cordobés que llegan a la Capital a cursar estudios superiores.
La oferta de este tipo de establecimientos con modalidades y precios variados se concentra, principalmente, en Nueva Córdoba, el Centro y barrio General Paz.
Un estudiante puede conseguir una habitación triple, doble o individual con baño compartido o con baño privado y varios servicios –wifi, sala de estudios, salón de entretenimientos, cámaras de seguridad, televisión por cable, limpieza o cocina– por tarifas que oscilan entre los $ 45 mil y los $ 180 mil por mes.
Los requisitos varían pero, por lo general, son contratos anuales que exigen al residente ser estudiante regular de cualquier tipo de institución universitaria o terciaria.
“Hay muchísima demanda y muy poca oferta de alojamientos. En las residencias tenés todo, sólo hay que traer los efectos personales y ropa blanca”, dice Sofía Moreno, de la inmobiliaria Salerno, de barrio Empalme, que en los últimos años sumó la administración de residencias universitarias.
Victoria Ferreira, de Ovejero Ferreira Negocios Inmobiliarios, explica que no hay propiedades para alquilar. “Es triste ver que hay muchas familias caminando por las calles de Nueva Córdoba y golpeando las puertas, preguntando información a los porteros. Hay gente que llama desesperada. Tengo unas 35 personas anotadas por las dudas algún propietario quiera alquilar”, dice.
La falta de propiedades en alquiler tiene varias razones: la incertidumbre general del país, la ley de alquileres y la ganancia que da rentar a turistas por plataformas como Airbnb. Como consecuencia, los precios de los alquileres han crecido notablemente en un mes: un departamento de un ambiente en Nueva Córdoba ronda entre $ 200 mil y $ 280 mil mensuales.
“Esto se va agravando, por eso el auge de las residencias universitarias. También alquilan entre varios chicos un mismo lugar y hay familias que analizan la posibilidad de que su hijo no estudie o de juntar plata entre muchos y comprar un monoambiente; pero no todos lo pueden hacer”, apunta Ferreira.
“Este año veo más estudiantes en la calle sin conseguir propiedad que otros años”, agrega.
Mario López Villagra, de López Villagra Consultora, coincide en que hay muchos menos departamentos en alquiler que otros años. “La principal causa de la disminución de la oferta fue la ley de alquileres de 2020 y esta última, que es peor que la anterior”, entiende.
“Como consecuencia, a la mayoría de la gente que tiene departamento para alquilar no le conviene, salvo que pida un precio mayor al que vale y que haya alguien que esté dispuesto a pagarlo”, opina López Villagra.
Tarifas y servicios
Según un relevamiento realizado por La Voz, varias residencias ya tienen su cupo completo para el año que viene y han abierto listas de espera por si hay alguna baja.
“Después de la salida de la pandemia, vemos una demanda tremenda. Ayer cerré la última reserva para 2024″, cuenta Joaquín González, administrador de La UNHO (University Home), ubicada en la calle San Luis esquina Vélez Sársfield.
Explica que los pedidos comienzan a mitad de año y las inscripciones, a finales de octubre. La UNHO, con 15 años en el mercado, tiene capacidad para 50 residentes, sala de estudio, sala de estar, gimnasio, mesa de ping pong, patio con asador, comedor y cocina grande, limpieza de espacios comunes, recepción 24 horas, wifi, televisión por cable y habitaciones con baño compartido. Los precios van entre $ 45 mil y $ 68 mil, según se trate de habitación triple o individual.
En pleno centro de la ciudad, en calle Santa Rosa al 800, en las próximas semanas abrirá Prana, una residencia con capacidad para 90 personas. Patricio Sanmartino, el administrador del establecimiento, plantea que la intención es ofrecer un servicio que posicione este tipo de alojamientos entre los universitarios y sus familias. “Nuestra expectativa es seguir elevando el nivel para lograr que una residencia universitaria sea la primera opción a la hora de enviar un hijo a estudiar a Córdoba”, dice.
Prana tendrá habitaciones con baño privado, cocina, seguridad y todos los servicios en un edificio de seis pisos y de casi siete mil metros cuadrados.
Sofía Moreno, administradora de CH Residencias Universitarias cuenta que los nueve alojamientos para estudiantes que tiene la firma nacieron como una solución social ante la escasez habitacional.
Algunos de los establecimientos son edificios con capacidad para 40 personas y, otros, casonas reacondicionadas para 18 estudiantes. Están ubicados en Nueva Córdoba, Centro y General Paz y entre los servicios incluyen parking para bicicletas, lavandería, cámaras de seguridad y terrazas con asador. Ofrecen desde habitaciones con baños compartidos, hasta cuertos privados, y las tarifas van de $ 110 mil a $ 180 mil por mes.
Moreno explica que aún quedan algunas habitaciones compartidas para 2024: las individuales ya están ocupadas. “Las familias las eligen cada vez más porque hay pocos departamentos en alquiler y demasiados requisitos, como garantías propietarias de la ciudad de Córdoba. Al elegir una residencia evitás mudanzas, compra de muebles y otros gastos”, dice Sofía. Y agrega: “Cada año hay mayor demanda, desde la pandemia está cambiando la forma de ver las residencias. Buscamos dar un salto de calidad para que los chicos estén como en casa, contenidos”.
Aldana Barría (25), estudiante de Español como lengua materna y extranjera en la UNC y oriunda de Esquel (Chubut), vive en una residencia universitaria porque considera que lo mejor para adecuarse a un ambiente nuevo es compartir con otra gente. “A mi criterio haber venido de un lugar tan lejos, estar sola en un departamento hubiese sido más complicado para mi adaptación a una nueva provincia”, asegura.
