La máxima autoridad de la Iglesia Católica local, Ángel Rossi, avanzó con el armado de dos vicarías para enfatizar un trabajo pastoral orientado a los pobres y a los jóvenes Fue en medio de su apretada agenda, que lo tuvo un mes en el Sínodo de Obispos en el Vaticano y en reuniones en Buenos Aires de la Conferencia Episcopal Argentina.
Una vicaría, en sentido eclesiástico, es un área u oficina de trabajo específica. Es en este sentido que el arzobispo puso el foco de su ministerio sacerdotal en acompañar esas realidades y ofrecer un modo renovado de ayuda.
La Vicaría de los Pobres está a cargo del sacerdote Melchor López, y dentro de su jurisdicción estará la Comisión de Adicciones, con Pablo Viola como responsable.
En el caso de la Vicaría de los Jóvenes, será liderada por el obispo auxiliar Alejandro Musolino.
López y Musolino coinciden que la intención de Rossi es “subrayar cada una de las realidades –que a su vez tienen puntos de conexión– y darle continuidad a un trabajo que ya se viene realizando”.
El rostro concreto en un contexto difícil
“La Iglesia elige a los pobres porque es el mandato evangélico. Se cuida a todos, pero se pone la mirada especialmente en los más frágiles. El pobre es Cristo. El Señor está presente en cada uno de los hermanos nuestros vulnerados o más heridos. El desafío es que los metamos en nuestro corazón, que creamos realmente esto y que los sirvamos como merecen”, sostuvo Rossi en la ceremonia en la que se creó la vícaria.
El cura Melchor López está hace más de dos años prestando su servicio en La Tela, San Roque, Ameghino Norte, Los Granados y Las Flores 2. “En los barrios populares existe una red junto a otros actores sociales. Es necesario que crezca, porque son muchas las demandas”, expresó.
López sostuvo que está concluyendo una primera etapa de relevamiento de qué servicios ofrece la Iglesia y cuáles son las necesidades concretas “para atender de manera más significativa”.
La vulneración de los derechos a la alimentación, la vivienda y el trabajo son indicadores que López comparte y lo desviven para que la situación pueda revertirse. “Sueño con que un niño pueda ir a la escuela, tenga afectos, con el tiempo si quiere trabajar lo haga con dignidad, y si necesita una ayuda la pueda tener”, reflexionó.
La iniciativa también insiste en sacar a las infancias y adolescencias de las adicciones y evitar que, por necesidad, caigan en las redes de las mafias narco.
“La situación es compleja y crítica y necesitamos pensarnos como una familia con una dignidad compartida, no que sólo algunos tengan posibilidades y privilegios de bienes y derechos y, en simultáneo, otros estén al margen y descartados”, apuntó.
“El abandono de la escuela media por distintos motivos genera la imposibilidad de un acceso al trabajo y la dificultad de que un joven pueda proyectarse. A la par, viven en un entramado de violencia y con carencias afectivas muy significativas”, dijo.
Escucha e invitación
El recientemente designado obispo auxiliar Alejandro Musolino tendrá una gran tarea por delante. Rossi lo animó a potenciar el trabajo con los jóvenes en la arquidiócesis cordobesa, tras su extensa y reconocida trayectoria en la obra Salesianos de Don Bosco.
Para Musolino, la tarea será, junto a un equipo, escuchar las necesidades de los jóvenes, definir prioridades e incluso incorporar a algunos de ellos en el discernimiento propio que la vicaría lleve adelante en acciones pastorales concretas.
Para ello, el primer paso será una asamblea en marzo del año que viene en Jesús María, donde estárán invitados los representantes de toda expresión juvenil o que quiera que exista en la Iglesia de Córdoba.
Musolino es consciente de las diferentes expresiones pastorales que conviven en la ciudad de Córdoba y la invitación a futuro es a que puedan convivir en un entramado del cual se sientan parte, si así lo desean.
Sin embargo, el punto que persigue la vicaría es acercarse a quienes no se sienten llamados por la fe. “He crecido mucho a la par de los jóvenes que han tenido la confianza de contarme por qué creen, por qué no creen o por qué tienen ganas de volver a creer”, expresó.
Y agregó: “Deseo profundamente que podamos conectar con lo que vive un joven hoy, como puede y quiere llevar adelante su vida, y luego está la libertad de elección. Nadie puede meterse en las conciencias”.
