Las sucesivas devaluaciones del peso de los últimos dos meses y su correspondiente impacto en los precios están obligando a muchas familias a tener que ajustar sus presupuestos en diversos rubros de la vida cotidiana.
Salidas, turismo, delivery, indumentaria, son algunos de gastos que miles de hogares están reduciendo para poder llegar a fin de mes. Pero el achique no sólo está pasando por esos consumos “no urgentes”; también se está observando en la compra de alimentos.
Al menos así lo reveló un reciente estudio realizado por la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Córdoba, en el que se encuestó a 1.119 personas entre el 20 y 21 de septiembre pasado a través de un cuestionario autoadministrado, por formulario web y presencial.
Según el informe, prácticamente la mitad de las familias cordobesas (el 49,3%) redujo sus compras de carne vacuna en el último año producto de los elevados precios de este alimento tan sensible para la mesa de los argentinos.
Y entre los hogares que tienen ingresos que no les alcanza para cubrir todos sus gastos en el mes, la baja en el consumo de carne es mayor y llega al 64,9%.
Hay que tener presente que a comienzos de agosto, el precio de la carne se disparó incluso por arriba de la suba de la canasta general de alimentos. Según diversas estimaciones, el incremento en los precios al público en las carnicerías rondó en ese momento entre un 35% y un 40%.
Luego de ello, y precisamente debido a un desplome en la demanda interna, los precios mostraron a mediados de septiembre una retracción de entre el 15% y el 20%, lo que contribuyó a mejorar un poco las ventas en las carnicerías.
“La baja en el consumo de carne se explica básicamente por el aumento de precios de los últimos dos meses. Y la reducción es más notoria entre las familias de menores recursos”, dijo Verónica Fernández Lípari, coordinadora del trabajo.
Según la especialista, las familias han reemplazado la carne de vaca por pollo y, en menor medida, carne cerdo, ambas alternativas más económicas.
El estudio de la Defensoría del Pueblo también destaca la reducción general en los gastos en golosinas y chocolates (36%), y en gaseosas y aguas saborizadas (35,1%). El resto de los alimentos mayoritariamente se mantuvieron en consumos similares los del año anterior.
Además, entre quienes tienen ingresos insuficientes se advierte una disminución y cambio específico en la compra de otros alimentos. Por ejemplo, quienes admiten haber disminuido su consumo de productos lácteos en general (43,7%), frutas y verduras (41,6%), huevos (39,2%), leche fluida (36,5%) y bebidas alcohólicas (32,6%).
Para compensar estas disminuciones, las familias con menores ingresos han aumentado la compra de alimentos de menor valor nutricional, como por caso los fideos (37,3%). “En el caso de los lácteos, las familias están reemplazando la leche fluida por infusiones, como té o mate cocido”, ejemplificó Fernández Lípari.
Menos entretenimiento
Así como el ajuste llegó por el lado de los alimentos, la crisis económica y la suba constante de los precios también está obligando a los hogares a achicar varias actividades relacionadas con el entretenimiento.
Por ejemplo, el 48% de los encuestados en el trabajo de la Defensoría del Pueblo aseguraron haber disminuido su frecuencia de salidas para comer afuera; el 42,3% redujo sus planes de viaje por turismo, mientras que el 38,9% dejó de ir al cine y el 37,7% de asistir a otros espectáculos artísticos y culturales.
Por otra parte, el estudio también registró una caída en la compra de indumentaria y calzado, en el 49,9% de los casos consultados.
“La gente hace ya cuatro años que se está ajustando, reduciendo los consumos menos urgentes. Ahora, con la nueva crisis, ese fenómeno se intensifica”, sumó Fernández Lípari.
Estrategias de ahorro a “full”
Más allá de los recortes en las compras, en el 70% de los hogares cordobeses también reconocieron que comenzaron a poner en práctica diversas estrategias de ahorro en el consumo de alimentos y bebidas.
Por caso, el 86,6% afirma que ahora busca más que antes ofertas y promociones en los supermercados y almacenes. Además, el 76% está sustituyendo primeras marcas por otras más económicas.
Por otra parte, el 73,7% compara precios de diferentes negocios antes de decidir a dónde comprar, mientras que el 73,4% aprovecha los descuentos que haya disponibles según la forma de pago (contado, crédito o débito).
Cae el consumo “per capita”
Según datos de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra), en junio de 2023 (último dato disponible) el consumo de carne vacuna alcanzó los 50,8 kilos per capita al año en el país. Se trató de uno de los valores más bajos de los últimos 10 años: en junio de 2013 el consumo de carne en Argentina era de 60,7 kilos por persona al año. En una década se registró una caída del 16,3%.
