“La oficial que habla con las manos y escucha con el corazón”. Así describen desde la Policia de Córdoba a Dana Pirez (30), quien en febrero se graduó como Técnica Universitaria en Interpretación de Lengua de Señas Argentina (LSA) de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM).
Se trata de la primera intérprete de nivel superior de esta lengua en la historia de la institución. Su logro representa un gran avance para la inclusión en la provincia, que debería contar con más expertos en todos los ámbitos de la administración pública.
Dana ingresó a la fuerza en 2013 y comenzó su primer capacitación en 2017. “Me anoté, hice el primer nivel de un curso introductorio y me enamoré. Así que empecé a buscar dónde podía seguir formándome”, contó la oficial inspector en diálogo con La Voz.

Al desempeñarse en la Dirección de Entrenamiento Policial del organismo de seguridad, siempre contó con apoyo para capacitarse, por lo que en los años siguientes pudo continuar sus estudios en Crescomas Córdoba.
Fue después de la pandemia cuando se lanzó la tecnicatura en la UNVM y aprovechó la oportunidad.
“Mientras cursaba yo notaba que era toda una sorpresa que hubiera un efectivo formándose para eso. Fueron tres años de estudio en los que viajaba tres días de la semana al mes para cursar desde las 8 de la mañana hasta las 8 de la noche. Mi primer hijo tenía un año, así que viajaba y lo dejaba con mi esposo”, detalló.
Aplicar los conocimientos
Una de las primeras situaciones donde pudo utilizar las herramientas que había aprendido ocurrió al poco tiempo de empezar su capacitación. Una persona sorda había sufrido un robo y con desesperación intentaba explicar a los efectivos lo que le pasó, pero nadie lo comprendía.
“Justo lo vi e intercedí. Así pude entender lo que esta persona había experimentado. Pude darle respuesta, contenerla y brindarle toda la información sobre dónde tenía que hacer la denuncia”, contó.

Hoy es habitual que sus compañeros le pidan colaboración cada vez que tienen dificultades para comunicarse con alguien sordo, incluso en sus días de franco.
“Una vez me pasó que una persona fue un dispensario donde había un policía adicional. Aunque no necesitaba asistencia policial, nadie lo podía entender. Mi compañero me hizo una videollamada y yo interpreté en ese momento lo que requería esa persona”, narró.
Un ejemplo de resiliencia
Además del apoyo departamental, Dana siempre contó con el de su familia. Su esposo, también policía, estudiaba durante la misma época y logró recibirse de Técnico Universitario en Creación Multimedial en la Universidad Provincial de Córsoba (UPC).
Estos soportes y su gran fortaleza la ayudaron a seguir adelante pese a tener que enfrentar dolorosas pérdidas personales.

“En 2023 estaba cursando el tercer y último año de la tecnicatura mientras gestaba a mi segundo hijo. En julio perdí el embarazo. Fue a los ocho meses, durante el parto, pero 20 días despues volví a clases”, relató.
En 2024 volvió a quedar embarazada y tras otros ocho meses, en diciembre perdió a su tercer hijo. Ese mismo mes rindió materias y en febrero se graduó. “Saqué las últimas tres materias que me quedababan a dos meses de la última pérdida. Yo hoy todavía no puedo creer cómo terminé”, admitió.
El rol del intérprete
Luego de su graduación Dana seguirá estudiando ya que, según afirmó, se trata de una formación constante que dura casi toda la vida. No implica solo nutrirse de una lengua, sino también de toda una cultura sorda.
“Siempre donde voy aporto mi granito de arena y cuento que sé interpretar para ver si puedo despertar esa chispa de interés en alguien más”, remarcó.
Y cerró: “el intérprete no´ayuda´a las personas sordas, sino que se trata de una garantía de derechos. Nosotros solo somos un puente linguístico y cultural para la transmisión de dos lenguas. Además no trabajamos solos, sino de la mano de un esquipo integrado por personas sordas".