El Tacaé del Sur, ave extinta desde el siglo XIX, es una ave no voladora que crece en la Isla Sur de Nueva Zelanda. Gracias a programas de conservación, el ave, vive y cría en cautiverio y en alerta a depredadores.
Una era de descubrimiento
El descubrimiento de esta especie tiene sus raíces en el año 1898, es decir, 125 años atrás. El ave era todo una novedad para los desembarcos europeos que exploraban la zona.
Sin embargo, en 1948, biólogos encontraron ejemplares vivos de la especie en las montañas Murchison.

Desde entonces se buscan estrategias para que la especie continue su nuncio y revierta su extinción. Un ejemplo de esto es la medida tomada por el Departamento de Conservación (DOC) neozelandés para la creación de santuarios protegidos para la reintroducción de estos animales. Hoy se estima que hay alrededor de 500 ejemplares vivos.
La ave, al ser un ave terrestre y no voladora, enfrenta riesgos frente a plagas y depredadores de la fauna local. Entre estas especies se encuentran armiños, hurones y gatos comunes. Para limitar el daño que algunas especies le causan a estas aves, se aplican captura y control poblacional a esas.
Deidre Vercoe, directora del programa de recuperación, explicó que la estrategia “redujo significativamente la presión de especies invasoras, permitiendo la recuperación sostenida del tacaé”.
