El estrés cotidiano puede colarse en la rutina sin que nos demos cuenta. A veces lo sentimos como ansiedad, cansancio mental o simplemente como una sensación de no poder con todo.
Pero detrás de esa respuesta del cuerpo hay una hormona clave que se dispara cuando vivimos en modo alerta constante. Lo que quizás no sabías es que algunos hábitos -incluso de la alimentación- pueden ayudarte más de lo que pensás.
El alimento natural que pocos usan y que ayuda a bajar el estrés y el cortisol

Las semillas de girasol, conocidas como pipas en muchos países, son mucho más que un snack crujiente para acompañar una película. Provenientes de la planta Helianthus annuus, estas semillas son un tesoro nutricional cargado de vitaminas, minerales y grasas saludables. Sin embargo, un beneficio que pasa inadvertido para la mayoría es su capacidad para reducir los niveles de cortisol, la hormona asociada al estrés, según investigaciones científicas.
Un estudio publicado en el Journal of Nutritional Biochemistry exploró cómo los ácidos grasos omega-6, como el ácido linoleico presente en las semillas de girasol, tienen efectos antiinflamatorios que pueden mitigar la inflamación crónica, un factor relacionado con el aumento de cortisol.
Además, las semillas son ricas en magnesio, un mineral esencial que regula la función nerviosa y muscular, y que estudios, como uno de la Universidad de Messina, asocian con la reducción del estrés y la mejora del equilibrio hormonal.
El magnesio, presente en aproximadamente 325 mg por cada 100 gramos de semillas, actúa como un relajante natural, ayudando a contrarrestar los efectos del cortisol en el cuerpo.
Por su parte, el triptófano, un aminoácido encontrado en las semillas de girasol, es precursor de la serotonina, conocida como la hormona de la felicidad. Según un análisis de Psicología y Mente, el consumo regular de estas semillas puede mejorar el estado de ánimo y reducir la ansiedad, efectos que contribuyen indirectamente a mantener el cortisol bajo control.
Otro componente clave es la vitamina E, un potente antioxidante que protege las células del daño oxidativo causado por el estrés crónico. Un estudio del Journal of Clinical and Aesthetic Dermatology destacó que la vitamina E no sólo beneficia la piel, sino que también apoya la salud celular, lo que puede mitigar los efectos negativos del cortisol en el organismo.
Precaución y moderación

A pesar de estos beneficios, los expertos advierten que las semillas de girasol deben consumirse con moderación, ya que 30 gramos aportan unas 165 calorías.
La dosis recomendada es de 1 a 2 cucharadas diarias (15-30 gramos), idealmente crudas o tostadas sin sal, para maximizar sus propiedades. Incorporarlas en ensaladas, yogures, batidos o panes es una forma deliciosa de aprovechar sus nutrientes.
Integrar este superalimento en la dieta no sólo apoya la salud mental, sino que también fortalece el corazón, los huesos y la piel, gracias a su riqueza en nutrientes como selenio, zinc y fibra.
Para obtener el máximo beneficio, elegir semillas de girasol sin sal ni aceites añadidos. Consultar siempre antes con un médico, especialmente ante casos de alergias o condiciones específicas.