Aunque muchas mujeres se sientan sanas, el cuerpo podría estar dando señales invisibles de alerta. El síndrome cardiovascular-renal-metabólico (CKM) es una condición que conecta silenciosamente enfermedades del corazón, los riñones y el metabolismo, y que afecta especialmente a mujeres sin que muchas lo sepan.
Este síndrome, reconocido por la Asociación Americana del Corazón, combina factores como presión arterial alta, colesterol elevado, glucosa desregulada, obesidad y daño renal. El problema es que no siempre da síntomas, pero sí aumenta mucho el riesgo de sufrir un infarto, un ACV o insuficiencia renal si no se detecta a tiempo.
Las cifras que pueden salvar tu salud (y tu vida)
Controlar regularmente ciertos indicadores clave es fundamental para mantener la salud CKM bajo control. Estos son los valores que se deberían tener, según los expertos:
- Presión arterial: menos de 120/80 mm Hg
- Colesterol “bueno” (HDL): más de 50 mg/dL
- Triglicéridos: menos de 135 mg/dL
- Azúcar en sangre (ayunas): entre 70 y 99 mg/dL
- Hemoglobina A1C: por debajo del 5,7%
- Circunferencia de cintura: menos de 89 cm (79 cm para mujeres asiáticas)
- IMC: menor a 25 (23 para mujeres asiáticas)
- Función renal: eGFR igual o mayor a 90 / UACR menor a 30 mg/g
Cuando uno de estos factores está fuera de rango, puede arrastrar a los demás. Pero la buena noticia es que también funcionan en equipo para mejorar: ajustar uno puede beneficiar al resto.
Por qué las mujeres están más expuestas al CKM
Aunque muchos piensan que las enfermedades cardíacas afectan más a los hombres, la realidad es otra. En Argentina, como en el mundo, las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte entre las mujeres, y muchas ni siquiera conocen su riesgo.
Esto se debe a que los síntomas suelen presentarse de forma distinta: más allá del dolor en el pecho, las mujeres pueden tener molestias en brazos, mandíbula o cuello. Además, sufren más frecuentemente obstrucciones en vasos sanguíneos pequeños que muchas veces no se detectan a tiempo.
Sadiya S. Khan, especialista en cardiología preventiva, advierte: “Las mujeres con diabetes tipo 2 o enfermedad renal crónica llegan a tener riesgo cardiovascular hasta 9 años antes que las que no padecen estas condiciones”. Por eso, cuanto antes se actúe, mejor.
Embarazo y menopausia: dos momentos clave
Durante el embarazo, pueden aparecer señales tempranas del síndrome CKM, como preeclampsia, hipertensión o diabetes gestacional. Si bien muchas veces se resuelven tras el parto, dejan huellas que aumentan el riesgo de enfermedades futuras.
La menopausia, por su parte, también impacta en la salud cardiovascular. La caída de estrógenos, el aumento de grasa visceral y el endurecimiento de los vasos sanguíneos contribuyen al desarrollo del síndrome. Y si la menopausia ocurre antes de los 45 años, el riesgo se multiplica.
El entorno no es un dato menor. Las condiciones sociales, económicas y hasta culturales influyen en la salud CKM. Según estudios, las mujeres casadas tienden a tener peores indicadores de salud, y muchas posponen chequeos médicos por razones económicas.
Además enfrentan más barreras para acceder a controles médicos completos, lo que dificulta una detección temprana. Por eso, ser proactivas con la salud no es una exageración: es una necesidad.
Cómo prevenir y actuar a tiempo
La prevención no depende sólo de una buena alimentación o de hacer ejercicio. También implica pedir los análisis correctos y conocer tus propios números.
La Asociación Americana del Corazón recomienda pedirle al médico que evalúe tu salud cardíaca, renal y metabólica de forma integral. Y no esperar a tener síntomas: la clave es adelantarse.
“Queremos que todas las mujeres se sientan con el poder de pedir exámenes completos y de hablar con su médico sobre su riesgo CKM”, afirma Khan. “Ser tu propia defensora puede marcar la diferencia”.