En un hecho trascendental en los 54 años de historia de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC), Mercedes Reyna se convirtió en la primera funcionaria trans en ocupar un cargo en la casa de estudios. La microbióloga y doctora en Ciencias Biológicas, fue designada como nueva coordinadora del Observatorio de Derechos Humanos de la institución.
Con 31 años Reyna reemplazará en la función a la doctora Rosa Cattana que desempeñaba ese rol desde 2023. La nueva coordinadora también es docente, titular de la Comisión de Prevención para Situaciones de Violencia de Género y/o Discriminación de la Facultad de Ciencias Exactas, representante del Observatorio en el Consejo Municipal de Género e integrante del área de género de la UNRC.
Su carrera académica y profesional comenzó en 2012 cuando comenzó a estudiar microbiología, formación que concluyó en 2016. Ese mismo año se había postulado a una beca doctoral de Conicet en la que quedó seleccionada.
Este trayecto de posgrado en Ciencias Biológicas lo inició en 2017 y lo finalizó en 2022. En paralelo, comenzó una especialización en Docencia en Educación Superior en la Facultad de Ciencias Humanas de la UNRC.
-Tu formación universitaria tiene que ver con la biología, ¿cómo es que empezaste a capacitarte en DDHH?
-Toda mi formación en DDHH fue durante la carrera de grado y de posgrado porque yo participaba como consejera directiva en la Facultad de Ciencias Exactas. Luego como graduada empecé a participar del Observatorio y me formaba junto con quienes participábamos. Después cuando me recibí, concursé y me convertí en docente de la UNRC y asi comencé a transitar otros espacios de la facultad, como la Comisión de Prevención e Intervención en Situaciones de Violencia de Género y Discriminación. A su vez, empecé a participar del área de género de la Universidad.
-¿Qué tareas lleva adelante el Observatorio de Derechos Humanos?
-En primer lugar, observa constantemente cualquier vulneración en torno a los DDHH que este ocurriendo en el entorno. Por otro lado, capacita al personal del mismo Observatorio y aL público en general sobre derechos humanos, de género, sociales o políticos. Además articula proyectos y actividades que tengan que ver con la vinculación con la sociedad y que muchas veces sugen de organizaciones que pertenecen al Consejo Consultivo. También se hizo un gran trabajo en la reparación de legajos de docentes y estudiantes desaparecidos en la última dictadura cívico-militar, labor que planeo continuar. La construcción de este espacio era algo que necesitábamos como universidad y la importancia institucional que se le da es fabulosa. Si bien es un organismo joven que arrancó en 2012 con la gestión de Marcelo Ruiz, el trabajo que hicimos desde allí fue muy importante, tanto que nos hemos vuelto un ejemplo en la región del trabajo en DDHH y la articulación con otras agrupaciones sociales, políticas o civiles.
-¿Cómo fue tu camino profesional y académico transitando un proceso de cambio en tu identidad de género?
-De mi lugar de trabajo no puedo decir nada, no he vivido situaciones de discriminación. Sí costó un poco que se acostumbraban a mi nombre, no asi a mi imagen. Quizás se confundían en el artículo o el nombre, por lo que fue un trabajo constante de hacerles entender porqué era importante respetarlos, y yo creo que se logró con éxito. Obviamente tanto dentro de la institución como afuera hay personas que no me ven de la misma manera que otros, pero eso no se puede cambiar. Lo único posible es enseñarles cómo manejarlo porque esta es una universidad pública que además pretende mantener los derechos humanos y de género para que se han hecho varias capacitaciones.
-Fue un contexto amable entonces...
-Sí, tuve mucho acompañamiento y también reconocimiento de mi trayectoria a pesar de estar haciendo una transición de género. Lo más difícil fue entender la importancia de que una persona trans tuviera esta formación y haya podido acceder a todas esas oportunidades. En la Universidad y en la misma situación que estoy yo siendo docentes, somos solo dos. Por eso fue tratar de hacer visible eso, que no somos un montón y el hecho de que no lo seamos responde a la falta de oportunidades acá adentro y en la sociedad, algo en lo que tenemos que trabajar. De hecho de esto surgió mi trabajo final de especialidad en docencia, de analizar cuál es la problemática interna que tenemos por la cual las personas trans o no están pudiendo acceder, o acceden pero no permanecen en la institución. Es un aporte, una pequeña luz en el camino para poder mejorar esta situación.
-¿Percibiste algún tipo de resistencia desde algún área o sector?
-No, o quizás no me di cuenta. De todos modos yo hago oídos sordos a los comentarios ajenos que puedan hacer sobre mi persona. Lo que habla de mí es mi currículum y mis actividades, lo que yo pueda hacer y trabajar. El hecho de que se mencione que soy la primera funcionaria trans en la universidad es muy importante. Hay que recordar que hace pocos años asumieron como rectora y vice-rectora dos mujeres, otro hecho histórico en nuestra Universidad. Entonces creo que como institución hemos tomado un rumbo hacia el reconocimiento de las trayectorias de las personas que antes, por cuestiones de género, quedaban desplazadas hacia otros espacios.
-¿Cómo fue ese proceso en tu círculo familiar y de amistades?
-Mi familia siempre me acompañó y me apoyó en todo. Cuando se los comuniqué no hubo ningún cuestionamiento, lo único que hubo fue amor y apoyo. Mis padres me acompañaron en todas las instancias médicas donde necesité que hubiera alguien conmigo y están siempre disponibles con un vínculo muy abierto, muy amoroso. Con mis amigos es lo mismo, ningún inconveniente. Creo que la vida me rodeó de personas excelentes que me permitieron ser y eso es muy importante a la hora de poder encontrarse uno mismo. Si el entorno no ayuda, es difícil salir del cascarón.

-Mirando al futuro, ¿cuáles crees que son los principales desafíos en materia de DDHH con este contexto político y en tu nuevo cargo en particular?
Siempre digo que los derechos humanos se pelean y se luchan siempre, esté quien esté de turno en el gobierno, porque siempre habrá derechos que van a ser vulnerados. Creo que el desafío más importante es volver a encontrarnos con todas las agrupaciones políticas, sociales y civiles para trabajar en conjunto por su defensa de los DDHH. También llegar más al territorio y poder transmitir el conocimiento que tenemos que muchas veces por el vocabulario técnico o académicos que manejamos no se interpretan adecuadamente. Esa es una tarea ardua que vamos a tener desde el Observatorio, como también enseñarle a la población cuáles son sus derechos, que puedan reconocer si estos están siendo vulnerados en su vida cotidiana y que sepan dónde acudir para enfrentar la situación.