El cartel puede pasar inadvertido para cualquier desprevenido que circule por calle Mariano Moreno, casi esquina Deán Funes, de la ciudad de Córdoba. Sólo los más atentos podrán descubrir el nombre “Angeline” que identifica una pequeña verdulería del barrio Alberdi.
Pero Angeline es mucho más que un cartel. Es un intento por hacer tangible lo que no se ve. Es una forma de recordar a una niña que debería estar sentada ahí en la silla, jugando con sus dos hermanos y sus papás.
Angeline nació el 6 de junio de 2022, hace tres años, en el hospital Neonatal de la ciudad de Córdoba. Falleció cinco horas más tarde por un colapso postneonatal debido a una hiperpotasemia. Entre ese día y el siguiente, murió otra niña, por la misma causa: un elevado nivel de potasio en sangre sólo explicable por una administración externa.
Otras dos niñas sobrevivieron de aquella “guardia del terror”, como la recuerdan hoy médicos y enfermeros que dieron su testimonio en el juicio que se tramita en la Cámara Séptima del Crimen de la ciudad de Córdoba.
“Era hermosa. Tan preciosa... –recuerda Yoselín Rojas, mamá de Angeline– Era la bebé más tierna, lo que había buscado con tanto anhelo y amor. Ahora sólo tengo que hacerme ideas, imágenes, o pensarla de esa manera, porque no tengo otra forma de recordarla”.
Yoselín Rojas se fue del hospital con las manos vacías.
Primera autopsia
La mujer de 28 años llegó a Córdoba desde Perú “con el propósito de sacar adelante” a su familia. Tres de sus hermanas ya estaban instaladas en la ciudad y le insistieron para que se mudara.
Durante un tiempo trabajó como empleada doméstica, hasta que decidió emprender, junto a su marido Jaime Cornelio Rojas, una verdulería en la neurálgica calle de barrio Alto Alberdi. Por ese entonces, ya se había enterado de que iba a ser madre por segunda vez, después de las insistencias de su hija mayor, que desde tiempo antes reclamaba un hermano. El proyecto del local comenzó a estar en los planes de la familia, hasta que sucedió el quiebre inesperado con el fallecimiento de Angeline, el 6 de junio de 2022.
“Cuando me dieron la noticia de que mi bebé estaba mal, que estaba grave, me dijeron que era algo extraño. Algo que nunca había pasado en el hospital; que era un caso aislado. Que ellos (los médicos) no sabían por qué se había puesto así. Yo pensé que seguramente eran cosas del destino. Que Dios se la quiso llevar”.
Yoselín se enteró que no eran cosas del destino cuando la noticia saltó en los medios de comunicación. “Dos meses después, en las noticias hablaban de mí y decían que había otros casos. Yo me quedé asombrada, en shock; no sabía qué hacer”.
Una de sus hermanas comenzó a informarse y ahí se enteró de que no estaba sola. Que eran varias las mamás en la misma situación.

El 13 de enero de este año, en un día de calor extremo, Yoselín brindó su testimonio en el subsuelo de Tribunales II, bajo el patrocinio del abogado Carlos Nayi.
Llevaba zapatillas blancas, jeans y un ángel estampado en su remera. Allí contó con detalles cómo vivió su parto e identificó a la enfermera Brenda Agüero: dijo que fue ella quien se llevó a su bebé luego del nacimiento.
Yoselín respondió todas las preguntas. “Tal vez porque somos humildes te tratan como quieren”, aseveró.
El cuerpo de Angeline fue el primero en ser sometido a una autopsia. Además de un elevado nivel de potasio, los peritos encontraron una lesión punzante en la cara anterior de su muslo izquierdo.
Miedos recurrentes
Yoselín fue mamá de nuevo; esta vez, de un varón. Su marido no se despegó de ella en el momento del parto, y tampoco de su bebé.
“Cuando quedé embarazada por tercera vez, pedí a los médicos que por favor tuvieran cuidado. Les conté un poco mi historia y les dije que a mi hijo no se lo llevaran”.
La mujer reconoce que tiene secuelas, miedos recurrentes y que hablar sobre el tema la moviliza: “Es muy chocante y a veces frustrante. Tener que ir a Tribunales y escuchar lo que no se quiere escuchar, porque a veces mienten. Es demasiado”.
Vivir con incertidumbre no es lo mismo que vivir atormentada, comenta Yoselín.
Ella trata de ir a las audiencias del juicio y se apoya en las otras mamás.
“Si algún día tuviera que poner un cartel, elegiría dos palabras: justicia y verdad. Es lo que nosotros estamos buscando, aunque no sé si la verdad va a salir. Hasta ahora, no sé si hay alguna verdad. Pero sí quisiera que se haga justicia”.
Tapar el sol con las manos
Desde su local en barrio Alto Alberdi, Yoselín reflexiona: “Cuando voy a la audiencia, escucho y veo que las cosas no sucedieron así. O hablan algo con una mentira. Entonces digo: ‘¿Por qué dicen esto? ¿Por qué lo hacen?’ Será por miedo... no sé. Si esto ya salió a la luz. Sabemos que asesinaron a bebés. Entonces me hago preguntas: ¿Por qué seguir tapando el sol con la manos, si esto es evidente? ¿Por qué seguir mintiendo?”.
Cuenta que de chica quería ser periodista. Por esas vueltas de la vida, hoy encabeza, junto a Vanessa Cáceres y otras mamás, el grupo de familiares que exige justicia y verdad por las muertes del Neonatal.
“Ojalá la gente entienda que esto no es un show. Si hablamos, no es por querer señalar a alguien. Por encontrar culpables. Yo pido por los niños que fueron asesinados y por los que quedaron con secuelas. Hay que tener un poco de empatía y valorar la vida. No es bueno guardar silencio y esconder. Mucho menos si se trata de un caso tan grave”.
Yoselín acepta salir en la foto, junto con su esposo, en la puerta de la verdulería que lleva el nombre de Angeline, la niña de tres años que debería estar sentada en esa silla, jugando con los demás.