Aunque las arrugas suelen asociarse al envejecimiento de la piel, muchos órganos y tejidos también presentan patrones de arrugas propios. Estas estructuras desempeñan un papel clave en la regulación de los estados celulares y la diferenciación, contribuyendo a las funciones fisiológicas de cada órgano.
Comprender cómo los tejidos biológicos se pliegan y forman arrugas es vital para entender la complejidad de los organismos vivos más allá de las preocupaciones cosméticas. Este conocimiento puede ser fundamental para avanzar en la investigación en áreas como el envejecimiento de la piel, las terapias regenerativas y la embriología, resaltan los investigadores.
Las arrugas no son exclusivas de la piel: en qué otros órganos internos se forman
La idea de que las arrugas no son exclusivas de la piel, sino que también se forman en órganos internos como el estómago o el cerebro, puede resultar sorprendente.
Un equipo de investigación formado por el profesor Dong Sung Kim, la profesora Anna Lee y el doctor Jaeseung Youn, del Departamento de Ingeniería Mecánica de La Universidad de Ciencia y Tecnología de Pohang, en Corea del sur, recreó con éxito la estructura de las arrugas en tejidos biológicos in vitro y descubrió los mecanismos que subyacen a su formación, desvelando así su “misterioso” origen.
Además desarrolló una plataforma de investigación sobre tejidos sin necesidad de experimentar con animales lo que, según destacan los investigadores, podría tener amplias aplicaciones tanto en la medicina como en la cosmética.
Aunque la investigación aún está en curso, se cree que las arrugas que se forman en muchos órganos y tejidos, como el cerebro, el estómago y los intestinos, pasan por procesos similares a los que ocurren en la piel.
- Envejecimiento. Al igual que la piel, los órganos internos envejecen y pierden elasticidad con el tiempo.
- Uso y desgaste. La actividad constante de los órganos, como las contracciones del estómago o la transmisión de señales en el cerebro, puede contribuir al desarrollo de arrugas.
- Enfermedades. Algunas enfermedades pueden acelerar el proceso de formación de arrugas en los órganos internos. Por ejemplo, enfermedades inflamatorias intestinales pueden causar arrugas en el revestimiento del intestino.
Qué implican estas arrugas
La presencia de arrugas en órganos internos no siempre es motivo de preocupación. En muchos casos, son simplemente una señal del paso del tiempo y el uso normal del órgano.
Sin embargo, en algunos casos, pueden estar relacionadas con enfermedades o condiciones médicas subyacentes.
Si bien no podemos evitar por completo la formación de arrugas en los órganos internos, podemos adoptar hábitos saludables que contribuyan a mantener nuestros órganos en buen estado.
- Alimentación saludable. Una dieta rica en frutas, verduras y alimentos ricos en antioxidantes puede ayudar a proteger las células de los daños y retrasar el envejecimiento.
- Ejercicio regular. La actividad física mejora la circulación sanguínea y ayuda a mantener los órganos saludables.
- Gestión del estrés. El estrés crónico puede acelerar el envejecimiento celular, por lo que es importante encontrar formas de relajarse y manejar el estrés.
- Revisiones médicas. Visitar al médico regularmente para chequeos preventivos es fundamental para detectar cualquier problema de salud a tiempo.
El misterio de su origen: cómo se forman las arrugas en los tejidos vivos
El equipo del profesor Dong Sung Kim logró recrear las arrugas que se forman en nuestro cuerpo, como las de la piel o el intestino, pero esta vez en un laboratorio. Utilizaron un modelo muy preciso que imita los tejidos de nuestro cuerpo para entender por qué y cómo se producen estas arrugas.
Crearon un modelo simplificado de tejido usando células humanas y una sustancia que imita la estructura que sostiene nuestras células (matriz extracelular). Con un dispositivo especial aplicaron diferentes tipos de presión sobre este tejido artificial.
Al observar lo que sucedía pudieron ver cómo se formaban las arrugas, desde las más profundas hasta las más pequeñas.
Descubrieron que la formación de arrugas depende mucho de la estructura del tejido de soporte, de la cantidad de agua que tiene este tejido y de la fuerza con la que se presiona el tejido. Compararon lo que observaron en el laboratorio con lo que sucede en nuestra piel cuando envejecemos y se deshidrata. ¡Y encontraron muchas similitudes!
