“Las drogas matan” es una frase trillada y que ahora suena obvia a la luz de los casos de intoxicaciones fatales por el consumo de cocaína adulterada.
Pero no hay que perder la perspectiva. Que la tragedia urgente no nos haga perder de vista el drama social y sanitario que enfrenta el país. Las drogas matan. Y lo hacían antes de este episodio, incluso las de “buena calidad” y, sobre todo, las legales.
¿Cuánto matan? Mucho. Según el último informe del Observatorio Argentino de Droga (OAD), en 2019 hubo 13.182 muertes asociadas al consumo de drogas en la población de 15 a 64 años. Es el 16,3 por ciento de todos los fallecimientos ocurridos en el país ese año.
El 6,2% de esos fallecimientos son totalmente atribuibles a consumo. En el 93,8% restante, las drogas son un factor más entre muchas otras causas.
Drogas legales
Las drogas legales son las más fatales. Según el trabajo del OAD, el 80,8% de las muertes están asociadas al consumo de tabaco (más de 10 mil casos). El 17,9% (2.360 casos) se atribuye al alcohol.
El alcohol y el tabaco son los principales factores de riesgo para distintos tipos de cánceres y de enfermedades cardiovasculares y respiratorias y de trastornos neuropsiquiátricos.
Los estupefacientes, entre los cuales se incluye la cocaína, fueron asociados al 1,1% de los fallecidos (141 casos) y el 0,2% restante se debe al uso indebido de medicamentos.
Sobredosis y adicción
El OAD reporta 61 muertes por sobredosis en 2019, aunque seguramente es un subregistro. La sobredosis es el desenlace sorpresivamente trágico de una adicción. Saber por qué una persona llega a ese extremo es muy complejo, pero a la vez tiene una respuesta que puede resumirse en una palabra: adicción.
La dependencia que las personas generan hacia estas sustancias es lo que hace difícil dejarlas y lo que las predispone a consumir más. Esa dependencia es psicológica, emocional, fisiológica y química. Y para todas las sustancias por igual, legales e ilegales.
La “cocaína adulterada” puede generar susto en la sociedad, pero los adictos no dejarán de consumirla. Como el fumador sabe que el “pucho” hace mal, el consumidor de drogas ilegales sabe que son malas, pero quienes tienen una adicción seguirán consumiéndolas. Si tienen recursos económicos, quizá tiren el último gramo que compraron, “por las dudas”, pero luego comprarán más.
La adicción a las drogas mata, no importa que sean “de la buena” o legal. Entonces, la culpa no sólo es del narcotráfico que la vende y la adultera, ni de los consumidores. Es un problema social y sanitario que deben resolver el Estado y la sociedad.
