En Argentina, un conjunto de enfermedades parasitarias conocidas como leishmaniasis podría representar un desafío para la salud pública, especialmente en las provincias del norte, en las que se requiere mayor vigilancia y prevención.
Aunque a menudo subdiagnosticada, el impacto de esta enfermedad puede ser severo, causando lesiones deformantes e incluso la muerte. Entender qué es y cómo se transmite es el primer paso para combatirla.
¿Qué es exactamente la leishmaniasis?
La leishmaniasis es un grupo de enfermedades causadas por parásitos del género Leishmania. No se trata de una sola afección, sino que se manifiesta principalmente de dos maneras, dependiendo de la especie del parásito que infecte a la persona o animal:
- Leishmaniasis visceral: esta forma es la más grave. El parásito ataca órganos internos, principalmente el hígado y el bazo, provocando su agrandamiento. Un síntoma visible de esta condición es una notable hinchazón del abdomen. Si no se trata adecuadamente, puede ser mortal.
- Leishmaniasis cutánea: en este caso, el parásito se aloja en la piel, donde causa lesiones características conocidas como úlceras cutáneas. Estas lesiones pueden dejar cicatrices estigmatizantes y, en algunos casos, generar complicaciones en las vías respiratorias y digestivas superiores.
El ciclo de transmisión
Una de las características principales de la leishmaniasis es que no se transmite directamente entre personas o de perros a personas por simple contacto. Su ciclo de vida es complejo y necesita de tres componentes para perpetuarse:
- El reservorio: son los animales en cuyo organismo el parásito se reproduce. Para la leishmaniasis visceral, los perros domésticos son los principales reservorios. En el caso de la leishmaniasis cutánea, los reservorios suelen ser pequeños mamíferos silvestres.
- El vector: la enfermedad se transmite a través de la picadura de un pequeño insecto denominado flebótomo. Es similar a un mosquito y se conoce por diversos nombres según la región: “carachai”, “plumilla” o “torito”. Este insecto se distribuye principalmente en las provincias del norte de Argentina.
- El hospedador: Puede ser un ser humano o un animal sano.
El ciclo de infección ocurre cuando el insecto vector pica a un animal reservorio infectado y adquiere el parásito. Posteriormente, al picar a una persona o a otro animal, le inocula la Leishmania, causando la enfermedad.

La leishmaniasis en perros
Los controles veterinarios frecuentes son sumamente importantes, no solo como parte del cuidado esencial de nuestras mascotas, sino con miras a prevenir posibles enfermedades en el hogar. En perros, la leishmaniasis no tiene cura y, aunque el animal no presente síntomas, puede transmitir el microorganismo durante toda su vida.
Los principales síntomas en perros son: decaimiento, pérdida de apetito y de pelo, crecimiento exagerado de las uñas, descamación (principalmente en los ojos y el hocico), hemorragia nasal y úlceras en la piel. En estos casos, realizar la consulta veterinaria.
Un elemento aliado para la prevenir la infección en nuestras mascotas es el collar repelente. Estos dispositivos liberan una sustancia que crea una barrera protectora y son efectivos contra pulgas, garrapatas, piojos, mosquitos y flebótomos.
La situación actual del norte argentino
En Argentina, el foco de contagio de leishmaniasis visceral se concentra en la provincia de Salta. Durante el transcurso de 2025 se registraron 95 casos en perros y 6 en personas. De acuerdo con la información epidemiológica, más del 90 por ciento del contagio de la enfermedad se produjo en los departamentos de San Martín, Rivadavia y General Güemes.
Estrategias de prevención
Un diagnóstico oportuno es crucial para acceder a un tratamiento que puede salvar vidas y evitar complicaciones graves. La prevención de la leishmaniasis se centra en evitar la picadura del insecto vector. Las recomendaciones clave de especialistas incluyen:
- Usar ropa de manga larga, especialmente en zonas de riesgo.
- Aplicar repelentes de insectos en la piel expuesta.
- Eliminar posibles criaderos de insectos en el entorno doméstico.
- Realizar controles veterinarios con regularidad a nuestras mascotas.
- Consultar al médico ante síntomas tales como fiebre prolongada, aumento del tamaño del abdomen, pérdida de apetito y peso, tos seca, diarrea, vómitos, anemia e ictericia (coloración amarilla de piel y/o mucosas).
La Leishmaniasis está como una de las principales tendencias de búsqueda de Google Trends.