“La violencia urbana no es una sola. Es un fenómeno diverso, complejo. Y las violencias que se instalan en el territorio no son iguales para las mujeres que para los hombres. Los temas de violencia o llamados “de seguridad” (otro debate conceptual) no incluyen la violencia de las mujeres, como si fuera un fenómeno distinto. Cuando una mujer sufre una violencia tiene un agravante que es una connotación sexual: es un cuerpo avasallado. Entonces es distinto que en los varones”, dice Ana Falú, arquitecta y profesora emérita de la Facultad de Arquitectura (UNC), además de directora ejecutiva de Ciscsa.
Los siguientes son los principales conceptos que dejó en diálogo con La Voz:
Mujeres al cuidado. “En los barrios de cualquier ciudad son ellas las defensoras. Las que se organizan. Son las cuidadoras. Las que tienen la empatía. Ellas cuidan que a sus hombres, a sus hijos, a sus hijas, no les suceda nada. Son las grandes cuidadoras.
El espacio público se define por su uso. “Una de las conductas que vienen cambiando y se da en las mujeres es que sienten el temor. Cambian sus recorridos: una encuesta mostraba hace poco que más del 40% de las mujeres cambian sus recorridos y más del 70% dicen que tienen miedo y que han sufrido algún tipo de agresión en el espacio público en Argentina”.
Percepción y medios. “A veces la percepción de la violencia es mucho mayor que la violencia que se sufre. Según una encuesta del Latinobarómetro, los países que tienen menos criminalidad, son los que tienen el mayor nivel de percepción. Habla de cómo se transmite y del rol de los medios. Cómo se cubre la noticia, cómo se cubre a la víctima. A veces los medios también ayudan a instalar esa percepción”.
Diferencias entre barrios. “Desde el urbanismo, decimos que el territorio es una variable que tiene que entrar en juego. ¿Se da la violencia igual en todos lados? ¿En todos los sectores de la ciudad? ¿Es igual el temor a caminar por la Rafael Núñez que en otro barrio? Es una variable que tiene que ser analizada para saber cuáles son los elementos de la materialidad construida que suman a esta sensación de temor”.
Cómo se ocupa la vía pública. “Cómo están las plazas. ¿Iluminadas? ¿Hay gente? ¿Están bien cuidadas? ¿Hay vitalidad? El movimiento permite y genera seguridad. En muchos barrios ciudades las plazas son territorios abandonados, sin iluminación. Aunque he notado que hacia el sur están mejorando las plazas de los barrios, ojalá que esto sea así.
La calle. “En las zonas con viviendas de menores recursos, que son pequeñas, la gente vive muy hacinada. Entonces la calle y la plaza juegan un rol importantísimo. El espacio se define por su uso y ese uso se lo da la gente. Lo peor es la calle desolada”.
La política debe mejorar la calidad ambiental. “Es importante la materialidad, pero no basta. Hay que trabajar en lo social. La dimensión principal es la participación de la ciudadanía.
Se debe empezar por los sectores más desprotegidos: mejorar el espacio, limpiar basurales… nadie se siente seguro circulando en medio de un basural”.
Transporte y señalización. “Una cosa es el parque Kempes o la Ciudad Universitaria. Pero en los barrios importan las calles y las plazas, las paradas de ómnibus: que sean transparentes, que tengan bancos. La señalización también es muy importante: saber dónde se está para poder ser ayudado.
Participación. “Las razones para la inseguridad y la seguridad en la vida cotidiana se vinculan no sólo a esos conflictos del espacio urbano sino a otros escenarios (temor al robo, al carterista, al acoso, a los comportamientos violentos). Necesitamos de la política del Estado, no lo resuelve sólo la comunidad. Hay que combinar la condición física con lo simbólico y con la participación de la gente”.
Dimensiones y rol policial. “La dimensiones de lo social tienen que integrar esto. En el Buen Pastor está claro: jóvenes ocupan ese espacio en el corazón de la ciudad. El tema es en el resto. Y cómo actúa el control policial en un caso y en el otro. Hay que interrogarse sobre la formación policial. Que no se castigue a algunos y se permita a otros. Hay una cultura represiva que tenemos que erradicar. No se resuelve con represión.