Las zanahorias son buenas para la vista. ¿También te motivaban con estas palabras durante tu infancia para que raspara hasta la última ralladura de ensalada de zanahoria del bol?
Y, además, se supone que mordisquear zanahorias con entusiasmo no sólo nos recompensa con ojos de águila, sino que también nos da un cutis sano. ¿Será verdad?
Hay que aclarar esto de entrada: la zanahoria no debe ser declarada un tubérculo milagroso.
Lo que las zanahorias (no) pueden hacer
“Nunca tiene sentido centrar la dieta en una sola verdura”, afirma el nutricionista alemán Winfried Keuthage. “La zanahoria es un alimento sano que puede formar parte de una dieta saludable, igual que otras verduras”.
Porque, de la berenjena a la cebolla, cada variedad tiene sus puntos fuertes. Al final, lo que cuenta es la variedad o el arco iris en el plato. Y la zanahoria con su color naranja -o amarillo o morado- lógicamente puede realizar su aporte.
¿Qué es todo lo que contienen las zanahorias?
“Las zanahorias tienen un perfil nutricional muy amplio”, comenta Keuthage. “Son ricas en vitamina C, varias vitaminas del grupo B y las vitaminas liposolubles E, K y A”.
Pero, especialmente, las zanahorias aportan a nuestro organismo carotenoides, una de las sustancias vegetales secundarias. Y no es casualidad que se llamen carotenoides: le otorgan a la zanahoria su color naranja brillante.
El carotenoide más conocido es el betacaroteno. “El cuerpo puede convertirlo en retinol, es decir vitamina A”, explica el nutricionista.
El cuerpo almacena parte del betacaroteno en el hígado para poder seguir produciendo vitamina A, al menos durante un tiempo, en caso de una deficiencia.
Por cierto, según la Sociedad Alemana de Nutrición, la calabaza, los boniatos o batatas, los pimientos, el repollo y los damascos también contienen cantidades significativas de betacaroteno.
Y las necesidades diarias recomendadas se cubren rápidamente, sobre todo si se recurre a la zanahoria. Según Keuthage, incluso una zanahoria mediana de 60 gramos resulta suficiente para un adulto.
¿Son las zanahorias realmente buenas para la vista?
Claro, para que podamos ver bien, necesitamos la vitamina A. “Es un componente básico del pigmento visual sensible a la luz, la rodopsina, en los bastones de la retina”, explica Keuthage. Por lo tanto, un aporte suficiente de vitamina A es importante para que podamos distinguir bien la luz de la oscuridad.
Una carencia se hace sentir a través de la ceguera nocturna. En ese caso, los afectados apenas pueden ver nada incluso en el crepúsculo. Según Keuthage, la carencia de vitamina A es más bien rara en los países industrializados. Por regla general, consumimos suficiente betacaroteno y vitamina A si llevamos una dieta equilibrada.
Sin embargo, quien espere agudizar la vista cada vez más mordisqueando entusiastamente zanahorias se llevará una decepción. “Un mayor consumo de betacaroteno no mejora la vista”, afirma Keuthage. Por desgracia, el lema “mucho ayuda mucho” no se aplica en este caso.
¿Y puede el betacaroteno modificar nuestro cutis?
Esto puede suceder. La dermatóloga germana Uta Schlossberger explica que a partir del betacaroteno se forma una especie de escudo protector en la piel. Esto puede, por ejemplo, contrarrestar el efecto dañino de la radiación UV del sol en las células, al menos en una pequeña proporción.
“Y este escudo protector también puede notarse en el aspecto exterior”, apunta Uta Schlossberger. “Si se comen suficientes zanahorias, la piel adquiere una tonalidad amarilla-marrón”.
Sin embargo, según Schlossberger, el tono difiere ligeramente del de la piel bronceada por el sol, una diferencia que probablemente sólo sea visible para profesionales. “La apariencia es un poco más sana y descansada”, resume la dermatóloga.
Es poco probable que quien haya comido dos platos de sopa de zanahoria por la noche se levante a la mañana siguiente con un cutis de tonalidad marrón.
“Estamos hablando de cuatro a seis zanahorias al día y esto durante dos a tres meses”, dice Schlossberger. Cantidades que incluso representan un desafío para los verdaderos aficionados a la zanahoria.
Importante: exponerse al sol confiando únicamente en el efecto protector del betacaroteno no resulta en absoluto una buena idea.
“De esta manera sólo tenemos un factor de protección solar de dos a tres y eso no aporta nada”, dice Schlossberger. Por eso, es imprescindible protegerse adecuadamente de los rayos UV con un protector solar.
Qué es importante para que nuestro organismo absorba bien los nutrientes de la zanahoria
“El betacaroteno es un compuesto amante de la grasa”, afirma Winfried Keuthage. Las zanahorias, sin embargo, prácticamente no contienen grasa. Así que hay que favorecerlo, por ejemplo con unas nueces picadas en la ensalada de zanahorias.
Y, hablando de ensalada de zanahoria: rallar este tubérculo genera fastidio, pero vale la pena. Así se rompen las paredes celulares y el betacaroteno se encuentra disponible en mayor medida. Lo mismo ocurre si se la zanahoria se vuelve puré dentro de salsas, sopas o dips.
Otra cosa que es conveniente saber es que “los nutrientes importantes se encuentran directamente bajo la cáscara”, según detalla Keuthage.
“Por eso recomendamos lavar bien la zanahoria y comerla sin pelar”, afirma este especialista. Y, si se quiere consumir el paquete vitamínico más completo posible, mordisquee la zanahoria cruda de vez en cuando, tal como hace el conejo.
* DPA