Si no sabemos preservar nuestro intestino y que funcione con normalidad, nos tendremos que enfrentar a graves problemas, como la hipertensión, la diabetes, la menopausia precoz o las alteraciones del tiroides.
Esa es una de las conclusiones a las que llegó, luego de años de estudio, Silvina Gabriela Guala, especialista en psiconeuro e inmuno endocronología y medicina integral. La argentina expondrá sus últimas investigaciones en el XXI Congreso de Medicina Antienvejecimiento y Estética Médica de la Semal, que se está celebrando en Madrid.
Los efectos del estrés continuado en el organismo
Para Guala, el intestino y el cerebro se encuentran cada vez más conectados y, en este sentido, el intestino muestra las carencias y lo que hay que suplementar. Es el mapa que revela el trabajo a realizar.
“A partir de su análisis diseñamos qué hacer con las hormonas desde la suplementación natural, cambiando además el tipo de vida de la persona a partir de estudios dinámicos y análisis”, agregó, al tiempo que subrayó que entender esta vinculación hormonal nos permite establecer una estrategia eficaz y tratarlas en grupo para obtener así mayores resultados.
Enfermedades dormidas
Tras la fase de diagnóstico, se determina la falta de minerales, vitaminas o aminoácidos como consecuencia del estrés oxidativo continuado sufrido, algo que lleva al organismo a un desequilibrio de distinto grado.
Se pasa a un estado de intoxicación de cortisol que, de no atajarse, hará que se despierten ciertas enfermedades que quizás estaban dormidas.
“De ahí que sea tan importante manejar el estilo de vida”, explicó la doctora. “En Argentina, trabajando el tipo de vida hemos obtenido excelentes resultados y nuestros pacientes han empezado una alimentación antiinflamatoria, actividad física combinando ejercicios de alta resistencia con aeróbicos, y les hemos prescrito los suplementos de minerales, vitaminas y hormonas que necesitaban para bajar ese cortisol”, agregó.
A juicio de Guala, el mundo de hoy necesita más oxitocina, que es la hormona del amor y de la empatía, más dopamina, que es la hormona del disfrute y del bienestar, y sin duda más serotonina, que es un potente neurotransmisor muy relacionado con el control de las emociones y el estado de ánimo. “Y no debemos perder ni un minuto porque mañana puede ser tarde”, sentenció.
