Durante los últimos dos años, el mundo se ha estremecido por los contagios, internados y muertes por el Covid-19. La estadística es demoledora: 450 millones de casos notificados y seis millones de muertes.
Desde el inicio de este drama, muchos expertos advirtieron que esto no era una pandemia, sino una sindemia, un problema global causado no sólo por un virus emergente, sino por un conjunto de enfermedades, malos hábitos y daños ambientales.
Una parte del problema son las enfermedades no transmisibles (ENT), como cardiopatías, diabetes e hipertensión. La estadística es igual de demoledora: las ENT causan 41 millones de muertes en el mundo y más de 260 mil en Argentina por año.
Pero entre las ENT, hay un patología ignorada por las personas e incluso por la comunidad médica: la enfermedad renal crónica (ERC). Más de cuatro millones de argentinos la padecen, una cifra similar a los pacientes con diabetes que tiene el país. Y figura entre las seis primeras causas de muerte en todos los rangos etarios.
Sin embargo, sólo el 20 por ciento de los argentinos con ERC saben que tiene este problema de salud. El segundo jueves de marzo (este jueves) se conmemora el Día Mundial del Riñón y este año el lema es “Cerremos la brecha del conocimiento para una mejor atención de la enfermedad renal”.
La sindemia queda clara con esta patología: el 70 por ciento de los pacientes con ERC tiene diabetes y/o hipertensión. Y esas personas son las que poseen un riesgo más alto de morir por coronavirus si se infectan.
Enfermedad renal, un drama silencioso
Así como el corazón late toda su vida, los riñones filtran toda la sangre de nuestro cuerpo en menos de una hora, desde que nacemos hasta que nos morimos. Eliminan desechos, toxinas y exceso de líquidos a través de la producción de la orina.
Ayudan a controlar la presión arterial, estimulan la producción de glóbulos rojos y mantienen los huesos sanos.
Cuando comienzan a fallar, la persona casi no tiene síntomas. Pueden pasar años hasta que la insuficiencia renal se hace patente. Allí, las únicas salidas son la diálisis y el trasplante.
Con un diagnóstico a tiempo, la ERC es fácil de manejar y controlar, aunque la mayoría de los pacientes llega tarde.
Sólo el 40% de quienes tienen ERC lograron un detección del cuadro a tiempo para un manejo precoz, según datos del Programa Nacional de Abordaje Integral de Enfermedades Renales.
Fácil diagnóstico: creatinina
El diagnóstico es tan fácil como determinar si una persona tiene diabetes o hipertensión. Sólo hay que incorporar las mediciones de algunos valores en los análisis de laboratorio de rutina.
Guillermo Rosa Diez, presidente de la Sociedad Argentina de Nefrología, es claro: “Cuando reciban la orden de un análisis completo de laboratorio, se debe tener en cuenta que es una oportunidad para realizar la medición de creatinina en sangre y un examen completo de orina. Tener un valor de creatinina en sangre elevado es un indicador para ERC tan importante como lo es el índice glucémico para la diabetes o el colesterol para la enfermedad cardiovascular”.
Los médicos del sector primario de salud y los pacientes, en general, deben demandar estos análisis, para tratar de frenar esta enfermedad desconocida dentro de la sindemia que vive el planeta.
