“Yo no tengo ningún tipo de estudio ambiental, me enamoré de la acción concreta”, reconoce Nicolás Roitberg, fundador de la Reserva Natural Achala en las Altas Cumbres.
Esa frase resuena en muchos de los que llegan a las plantaciones de los bosques nativos por fuera de estudiar una carrera relacionada con la naturaleza.
Si bien la producción de árboles necesita cada vez de más especialización e innovación, las historias de los que dedican tiempo y esfuerzo a la naturaleza se dan por una conexión especial con el ambiente en el que viven.
Roitberg nació en Buenos Aires, se crió en Puerto Madryn y recayó en Traslasierra en 2010 junto a su familia. Junto a su socia Alejandra Santini compró un campo en 2019 para crear un bosque.
“Me puse a caminar a lo loco con los paisanos y lugareños que me fueron transmitiendo sus experiencias. Por mucho tiempo se criticó al recién llegado porque no cuidaba el ambiente pero este es un momento para trabajar en conjunto”, advirtió Roitberg.
Una red colaborativa
Carlos De Filippi es ingeniero industrial y director de Atalaya S.A.. El año pasado vio en redes sociales el trabajo de Bosques de Agua y les escribió para ofrecerles su colaboración.
Ese mensaje derivó en un acuerdo de cooperación en un campo de 5 mil hectáreas para trabajar con ganadería regenerativa y plantación de tabaquillos.
DeFilippi creyó que era oportuno sumar al proyecto al encargado del campo Rodrigo Ledesma y se capacitaron juntos.
Mitigar la explotación
Julio Domínguez es guía de trekking y reconoce que por su trabajo realiza una explotación económica de la naturaleza. “El trabajo de reforestación busca también devolverle al ambiente un poco de todo lo que le quitamos”, expresa.
Ana Lund Petersen trabaja en un proyecto para Acción Serrana y recordó que durante muchos años trabajó en paisajismo pero en un momento sintió una “angustia ambiental” muy fuerte que le despertó el desafío de encarar proyectos que tuvieran como fin una práctica regenerativa.
Conciencia masiva
Para Daniel Renison, de Ecosistemas Argentinos, lo más importante en Córdoba es cuidar el 3% de bosque nativo en buen estado que queda en la provincia, de las 12 millones de hectáreas que un siglo atrás había.
Sobre la restauración de los bosques sostiene que es muy valioso todo lo que se está haciendo, pero falta masificarlo.
“Separarnos de ese primer grupo de restauradores fue estratégico”, entiende Domínguez, al considerar que de ese modo se pudieron establecer distintos proyectos en paralelo y en otras zonas.
Moretto también apunta a un trabajo en gran escala para que la restauración sea contundente, pero también llama a generar conciencia sobre todo entre los jóvenes.
“La relación con la basura o el uso del jardín de tu casa es mucho más importante de lo que uno se imagina. Tener conciencia de eso puede generar una masa crítica que va a hacer la gran diferencia para nuestro bienestar”, expresa.
