Luis Alberto Ferrari, el toxicólogo convocado como experto externo para analizar las muestras de los bebés sobre los que había laboratorios o autopsias, defendió la conclusión del informe que firmó junto a la bioquímica y farmacéutica del Poder Judicial, Virginia Soler, que determinó que las causas más probables de intoxicación por potasio o por insulina eran “ingresos masivos externos” y que se podía encontrar “un patrón” en estos casos.
Ferrari fue el protagonista casi excluyente de la primera audiencia de debate científico en el juicio por las muertes de bebés en el hospital Materno Neonatal de la ciudad de Córdoba. Y su palabra sólo fue objetada por el perito de parte de Brenda Agüero, la enfermera acusada de las presuntas muertes en serie, el médico Mario Pacheco, quien propuso explicaciones alternativas para cada caso, algunas refutadas por Ferrari y otras que quedaron pendientes porque involucran otras áreas de conocimiento que exceden la expertise del perito, que es jubilado de la Corte Suprema de Justicia, docente e investigador de las universidades nacionales de La Plata y Morón y una autoridad en toxicología forense de reconocimiento internacional.
Ferrari presentó como conclusión del caso de Melody Molina, la beba que murió el 6 de junio y sobre la que se hizo autopsia, que los valores hallados de potasio en humor vítreo, líquido cefalorraquídeo y sangre centrifugada eran tan elevados que sólo se podría explicar por el ingreso externo. En este caso, el análisis del electrocardiograma mostraba características “típicas de intoxicación por potasio”.
Pacheco planteó que hubo sufrimiento fetal por un parto prolongado (de casi cuatro horas) y que eso pudo derivar en una acidosis y en una sepsis, dos posibles causales alternativas para la elevación del potasio.
La discusión puramente científica no quedó saldada porque ninguno podría establecer en qué rango podría elevarse, tomando en consideración que los niveles hallados de hiperpotasemia estaban por encima de niveles normales en casi un 200%.
El análisis del segundo caso, el de Angeline Rojas, también fallecida el 6 de junio y con autopsia disponible, se discutió una hipótesis alternativa por “acidosis grave”. En este caso, los valores en exceso de potasio “podrían atribuirse, con gran verosimilitud, al ingreso externo de una fuente de potasio”, consignaron Ferrari y Soler.
Pacheco planteó que la placenta estaba anómala y había una doble circular de cordón umbilical, que podría haber derivado en un estrés en el feto. Es decir: otra causa alternativa a la muerte.
Ferrari también marcó en este caso que el electrocardiograma era típico de una intoxicación por potasio elevado. Y que la conclusión era “que podría atribuirse con gran verosimilitud a ingreso externo masivo”.
Si bien no se pudo saldar el contrapunto porque excede a lo toxicológico, para Ferrari “la diferencia es muy grande, con 12,7 unidades más y no he visto que haya uno o dos o tres casos en los que otra patología pueda producir estos niveles de exceso de potasio en una secuencia tan corta de tiempo”.
“No lo he visto en toda mi experiencia de más de 40 años”, declaró Ferrari.
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Angeline tuvo un Apgar de 7-9. Para una sepsis se tendría que haber diagnosticado en ese momento. Y consideró que aun dándose las causas que planteó Pacheco, habría que determinar en qué nivel aumentarían el potasio.
“En los dos casos hay alteraciones en el electrocardiograma, la bradicardia extrema e hipotensión, se condicen con potasio extremadamente elevado”, consideró Ferrari.
En el tercer caso, el informe toxicológico no es concluyente. “Para la neonato F.A. no puede asegurarse que las alteraciones en el electrocardiograma y los niveles dosados de potasio pudieran provenir de un ingreso sistémico masivo”. Este caso es el de la mamá Justine Bustamante, del 24 de abril de 2022. Por tener una enfermedad de base, la audiencia se volvió reservada y se suspendió la transmisión en la sala de prensa. Por la enfermedad prevalente, para Pacheco se trataba de un parto de alto riesgo y podría deberse a una medicación específica que tomaba la madre.
El cuarto caso que sigue en el análisis es por intoxicación por insulina y “los valores hallados, según la literatura médica, sólo se explican por suicidio u homicidio y los bebés no se suicidan”, consideró Ferrari.
Se trata del caso de J.L., el hijo de Brenda Leiva, quien se descompensó el 11 de mayo de 2022. A las 13 horas de vida presenta hipoglucemias que fueron tratadas con altos aportes de glucosa. “No hay ninguna explicación médica razonable fuera de la inoculación exógena de insulina que sea compatible con la evolución clínica y resultados de laboratorio”, escriben los peritos, para quienes el nivel de hiperinsulinemia “es conteste a administración externa”.
“En la literatura internacional se sospecha de intencionalidad suicida u homicida con mil picomoles, y en este caso hay 21 mil picomoles”, remarcó Ferrari. “¡21 veces más!”, enfatizó.
La defensa de Agüero planteó que la mamá tenía como antecedente una diabetes gestacional. Otra vez, la refutación o no de este argumento pasó para el plenario del resto de los peritos científicos.
Se trató también el caso de L.T., que para la pericia es similar al caso de J.L., con una alta probabilidad de ingreso masivo de insulina en dosis potencialmente fatales.
Para el caso de P.M., la hija de María Martín (también del 6 de junio), a quien le detectaron una hiperkalemia superior a 11 unidades, “el electrocardiograma también muestra un comportamiento característico de toxicidad muy alta de potasio por ingreso sistémico”, confirmó Ferrari.
Para Pacheco, en la historia clínica figura una duda sobre la lesión y que interpreta la hiperkalemia como secundaria a la “lisis celular” de la lesión dérmica.
“Los casos reúnen ciertas características, como los de insulina, tienen un patrón característico como la baja glucemia, que descartada alguna otra patología que pudiera dar ese tipo de niveles, que entiendo que no existen, y en los casos de potasio son sugestivos de un patrón que muestran a poco tiempo de nacidos una hiperpotasemia, con reflejo en electrocardiograma, que no los podemos justificar por acciones de medicamentos porque ninguno sube a esos niveles, por eso creo que tanto en potasio como insulina, se tocan”, consideró el toxicólogo Ferrari.
También tienen perito de control la exdirectora del Neonatal, Liliana Asís; y la exjefa de Neonatología, Marta Gómez Flores, que comparten equipo defensivo, a cargo de los abogados Felipe Trucco y Federico Ferrer Vieyra. Se trata del forense Guillermo Fontaine, quien no planteó objeciones a las conclusiones de su colega Ferrari.
En las audiencias de martes y miércoles será el turno de la pericia multi e interdisciplinaria, que fue suscripta por los peritos cordobeses Mario Quinteros, Iván Yuszczyk, María Florencia Grantom, Macarena Galfione, Alicia Muscarello, Ramiro Ortiz Morán y Romina Rufino. Como peritos externos participaron, además de Ferrari, el cardiólogo pediátrico de Fundación Favaloro, Julio Trentadue; y el director de la carrera de Médico Neonatólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), y a cargo del área de Pediatría y Neonatología en los Sanatorios de la Trinidad de Palermo y Ramos Mejía, Néstor Vaín.