Un informe reciente sobre la situación epidemiológica del suicidio en la Ciudad de Córdoba entre 2019 y 2024 reveló un hallazgo consistente: la sobrerrepresentación de varones adultos jóvenes y de mediana edad entre los suicidios consumados.
Este fenómeno no es un simple dato demográfico, sino que interpela las construcciones sociales de la masculinidad y la invisibilidad del sufrimiento emocional en los varones comprendido en el concepto de masculinización del suicidio.
En conversación con La Voz el médico especialista en psiquiatría, medicina legal y presidente de la Fundación Validar, Adrián Fantini explicó la problemática del suicidio y su situación actual en la población masculina.
Masculinización del suicidio
Según el especialista, el suicidio es una problemática multifactorial, y no únicamente vinculada con la presencia de un trastorno mental.
La comprensión del suicidio es compleja pero, se reconoce que no se vincula únicamente a un trastorno mental, sino a una conducta humana compleja donde el individuo percibe un dolor emocional o físico como insoportable, inescapable e interminable, llevando a considerarlo como una salida.
En Argentina y en muchas partes del mundo, los varones presentan el doble o incluso el cuádruple de suicidios consumados que las mujeres, es por esto que se presenta como masculinización del suicidio.
Fantini detalló que esto se puede deber a varios motivos: por un lado “la sociedad sigue imponiendo la idea que los hombres deben ser fuertes, autosuficientes y no mostrar lo que sienten”.
Además, según el especialista, este grupo son quienes suelen usar métodos más letales cuando intentan quitarse la vida.
“Todo esto se combina con situaciones como el aislamiento social, la falta de redes de apoyo y el impacto que pueden tener los problemas laborales o económicos en la autoestima masculina”, detalló el médico psiquiatra.
La dificultad de pedir ayuda
Desde la infancia, a muchos hombres se les inculca la idea errónea de que expresar angustia, llorar o manifestar dolor “no es de hombres”.
Esta creencia lleva a que, al enfrentar momentos de gran sufrimiento, los varones no hablen del tema ni busquen ayuda profesional.
“Como hombres crecemos con la idea equivocada de que pedir ayuda es un signo de debilidad lo que lleva a que enfrentemos en soledad y sufrimiento, sin el acompañamiento necesario” agregó.
“Es clave generar campañas que hablen directamente a los varones y les digan que pedir ayuda está bien, que compartir lo que uno siente no los hace menos hombres”, expresó Fantini. A su vez, consideró importante que los lugares de ayuda sean amigables y accesibles.
Es común, especialmente en los adolescentes, que los intentos de suicidio ocurran de manera impulsiva. Por eso, contar con líneas de emergencia y espacios de escucha es fundamental para ofrecer una ayuda oportuna. “Hay que acercarse a donde ellos están”, detalló con preocupación y haciendo un llamado a la acción.
Fantini consideró que lo más importante es empezar a cambiar entre todos esa cultura que dice que los varones no pueden mostrarse vulnerables.

El informe destacó también el registro de intentos de suicidio, que, si bien visibiliza una alta proporción de mujeres, el análisis de aquellos consumados son los hombres. Esto subraya la necesidad de impulsar abordajes intersectoriales, sostenidos y atentos a la problemática.
Abordar el suicidio en la población masculina no sólo es un desafío de salud pública, sino una oportunidad para replantear y deconstruir los estereotipos de género que, en última instancia, ponen en riesgo la vida de los varones.
