Todo indica que la sucesión de casos inexplicables y espantosos que ocurrieron en el hospital Materno Neonatal tuvieron lugar entre el 18 de marzo y el 6 de junio. Durante esa ventana de 81 días, cinco bebés nacidos sanos y a término se deterioraron rápidamente y fallecieron sin una explicación médica. Otros ocho lograron sobrevivir, después de pasar complicaciones e internaciones en terapia intensiva por hasta 16 días.
Pero hay un mes que es clave y bisagra, especialmente en las dos investigaciones judiciales que hoy tienen lugar: mayo. En mayo, dos profesionales del hospital piden formalmente a las autoridades que accionen porque estaban ocurrieron casos “graves”. En mayo, esas autoridades aseguran al personal que tanto el Ministerio como la Justicia habían tomado cartas en el asunto. En mayo se produce un sospechoso tanteo entre directivos del Neonatal con un fiscal provincial y un experto forense. En mayo fallece el tercer bebé de forma repentina y sin razón, mientras su mamá se bañaba, sin que las autoridades hayan pedido la intervención de la Justicia, pese a que habían sido advertidos de que era un paso ineludible. En mayo, autoridades piden a las médicas y residentes que se callen la boca, que borren fotos del celular y que no hablen con nadie, porque “ya se iba a saber la verdad”. En fin, en mayo, se podría haber torcido el curso de los hechos y evitado las dos muertes que siguieron después. Pero no fue así.
El hilo ya estaba
Hasta el 26 de abril habían fallecido dos bebés: Francisco Cáceres, el 18 de marzo y Benjamín Bustamante, el 23 de abril. Tres bebés habían sufrido episodios similares, sin llegar a la muerte. Luego, en el repaso retrospectivo de lo que pasó, se agregarán dos sobrevivientes más (Francesca y Luna) ambos del 24 de abril.
Ese martes 26 de abril, la recién nacida Isabella (IG) se descompensa, con taquicardia y cianosis peribucal. Le detectan un pinchazo extraño en la misma pierna donde le habían puesto la vacuna, pero atrás. Tenía mala perfusión en miembros inferiores y fiebre, y pensaron que, por la zona, podía ser algún excipiente de la vitamina K. El 28 de abril hacen una reunión con 13 profesionales por “análisis de causa raíz” y se baraja como opción alguna falla en la vitamina K, tanto para Isabella como para Benjamín, fallecido tres días antes.
La directora Liliana Asís le plantea el cuadro de situación al secretario de Salud, Pablo Carvajal, quien rechaza la hipótesis de la vitamina K (marca Biol) porque nada parecido se reportaba en otras maternidades: Río Tercero, Urrutia, Pedro Vella, Pasteur y Abel Ayerza. No obstante, autoriza que el Neonatal compre otra marca de ampollas, por las dudas.
Pero el 1° de mayo, los profesionales que seguían los casos descartan definitivamente la vitamina K como responsable de los eventos. El recién nacido GB aparece con el pantalón manchado con gotitas de sangre, la neonatóloga lo revisa y confirma “dos lesiones punzantes en muslo derecho”, según indica el informe médico incorporado a la causa al que accedió este diario. La vitamina K había sido colocada en la piernita izquierda. No había explicación clínica posible, pero no era la vitamina K. Este diario preguntó a varios de los que intervinieron en los casos esos días cómo no imaginaron que alguien los estaba pinchando y la respuesta fue en todos los casos similar: “Con el diario del lunes es fácil decirlo, pero en ese entonces jamás se nos cruzó que alguien podía estar haciendo esto de modo intencional”.
El 6 de mayo, la jefa de Neonatología, Marta Gómez Flores y la referente de la Comisión de Seguridad y Calidad del Servicio, Adriana Moralez, elevan nota a la directora Liliana Asís con copia a Escudero pidiendo reunión urgente dada la “gravedad de los hechos: muerte de un recién nacido a término sin factores de riesgo y denuncia por parte de la familia del maltrato institucional”. La carta, que tiene acuse de recibo, agrega que se había realizado un análisis multidisciplinar “previo a este caso por otros casos ocurridos en el Centro Obstétrico” y que se les había pedido el listado de todos los que intervinieron.
Esa reunión fue concedida. Gómez Flores quedó en presentar luego el resumen de los casos sospechosos, con las entrevistas de los agentes participantes. Ese resumen, por escrito, fue enviado el 10 de mayo. Está dirigido a Asís, con copia a Escudero y ahí se describen con exactitud cinco casos con su número de historia clínica, peso del bebé, Apgar y horarios. En cada caso, se cita con nombre y apellido el testimonio de las médicas que asisten el parto y de las que reciben el recién nacido. De esos cinco casos, Francisco y Benjamín eran dos fallecimientos y tres habían logrado sobrevivir.
Con ese bagaje, Escudero va a la polémica reunión, el 16 de mayo, con el fiscal Guillermo González y el titular de Medicina Forense David Dib. Una reunión rara, de tanteo y consulta sobre cómo proceder, ya que no existía ninguna denuncia penal. No es cierto cuando las partes aseguran que todo el hilo de tiempo se reconstruyó después: para esa fecha ya había cinco casos y la certeza de que cosas “graves” estaban pasando.
La tercera muerte
Pero lo más extraño sucede apenas una semana después de ese encuentro: el 23 de mayo fallece el bebé Ibrahim Guardia. Es un niño nacido a las 12.05, tercer parto de una mamá sana y controlada. En la habitación, a las 19.30 su mamá ingresa a bañarse y el bebé queda bajo la mirada de su compañera de cuarto. Cuando sale de la ducha, el bebé estaba morado y flácido. Llaman a la enfermera, que de inmediato lo traslada a terapia. A las 20.30 fallece.
No había ninguna duda de que esa muerte debía ser denunciada ante la Justicia. Así se lo habían indicado, presuntamente, Dib y González a Escudero. Ya estaba claro que no era la vitamina K y eran elocuentes los pinchazos inexplicables. Lo que no sabían todavía es qué se le inyectaba, quién y porqué.
La mamá de Ibrahim cuenta con abogado defensor oficial, Eduardo Caeiro. No ha querido tener contacto con ninguna de las otras cuatro mamás que también sufrieron la pérdida de sus bebés. Sí participó del encuentro con Julián López (entonces ministro de Justicia) y el gobernador Juan Schiaretti. Dicen las mamás que la secretaria de Justicia, Laura Echenique (hoy ministra), estuvo siempre a su lado, sin dejar que nadie se le acercara y que fue elocuente el impedimento para que alguna cruzara con ella alguna palabra.
El Ministerio Público Fiscal emitió incluso un parte de prensa en el que pide que no se la nombre en los medios de comunicación, alegando que ella así lo ha pedido. Argumentan vulnerabilidad extrema. No deja de ser llamativo semejante blindaje oficial sobre el caso que podría haberle puesto punto final a la cadena de muertes que se hilvanaba en un hospital público de la Provincia.
