“A mi marido no le gusta viajar y a mí sí”, “Mis hijos crecieron y quedé sola”, “Me cansé de esperar a coincidir con alguien para poder irme”, “Es el sueño de mi vida y nunca tuve con quién cumplirlo”, “No me animo a viajar sola”, son algunas de las frases más comunes que repiten las mujeres al contactarse con “Locas por la aventura”, un sitio creado por Kara Mareque, que organiza viajes exclusivos de mujeres, una de las pioneras en esta iniciativa.
¿Por qué hay tantos grupos de mujeres que viajan sólo con mujeres? ¿Por qué si van a viajar con desconocidos prefieren que sean sólo mujeres y no grupos mixtos? ¿Por qué esta tendencia se fue consolidando en los últimos años? son algunas de las preguntas que surgen a partir del boom de estas experiencias.
Los hombres siempre han viajado con amigos, solos o en grupos. El rol social que cumple nunca los limitó: el clásico viaje de pesca es un ejemplo, dejar a su familia y a sus hijos por unos días no era mal visto. Sin embargo, las mujeres debían romper grandes barreras de prejuicios a lo largo de décadas para poder iniciar un viaje con amigas o solas sin ser mal vistas.
Es común ver a grupos de jóvenes que viajan con sus amigas, incluso a mujeres que son madres que se van de spa o emprenden algún viaje de aventura y que dejan a sus hijos pequeños con sus padres. Algo impensado dos o tres décadas atrás.
Estos cambios y las propias experiencias fueron tomando más fuerza y las fueron materializando algunas mujeres fuera del rubro turístico como algunas agencias que arman paquetes y coordinan viajes de mujeres de distintas edades a quienes acompañan en los destinos.
Nicolle tiene 42 años y viaja con sus amigas del secundario un fin de semana al año a un spa para poder “hablar sin interrupciones”. “Casi todas tenemos hijos y elegimos el finde de spa para poder relajarnos, salir de la rutina pero sobre todo poder hablar sin las interrupciones lógicas de los chicos. Si bien nos vemos durante el año en cumples y juntadas, en el finde hay un encuentro más cercano. Quizás en la reunión te alcanzás a contar que una se separó pero en ese finde hay momento para que llore, para abrazarla. Se genera algo de mucha cercanía”, cuenta Nicolle.
También, una vez al año se va con su suegra y sus cuñadas de viaje un fin de semana, una iniciativa que tuvo su suegra para fortalecer el vínculo. “Lo hicimos tres veces y la pasamos muy bien. Se genera mucha más empatía. Uno no elige como amiga a una cuñada, es alguien que entra a tu vida de manera indirecta pero ese tiempo ayuda a darte cuenta de que la otra vivió cosas parecidas a uno, empatizás muchas cosas”, dijo.
Para ella el momento compartido con otras mujeres “renueva energías”, “favorece en el bienestar personal y por ende en el de la familia. “Llegás con más paciencia para tus hijos, te permitís compartir momentos de calidad”, agregó.
De la casa al mundo
Además de los viajes entre amigas, los viajes ruteros e iniciativas propias hay ofertas de agencias o de gente que comenzó a abrir estas experiencias y ofrecen viajes exclusivos para mujeres con alojamiento, traslados y excursiones incluidas.
Kara Mareque tenía 45 años, tres hijos y un divorcio en puerta cuando decidió viajar sola a Puerto Rico en 2013. Su vida estaba marcada por la lucha: hija de desaparecidos, vendió ropa durante 30 años en Buenos Aires para poder sostener a su familia. Se enamoró de Puerto Rico y volvió dos veces hasta que empezó a armar viajes de mujeres a ese destino. Patentó Locas por la Aventura: “Locas no nació como un proyecto para ganar plata sino para que otras vivieran una experiencia similar”. Kara asegura que al principio tuvo que derribar mitos en Puerto Rico porque en Migraciones les hacían cuestionarios sobre el objetivo del viaje, bajo un prejuicio machista sobre un grupo de mujeres que viajan.
Hoy tiene 57 años, el perfil en Instagram de Locas tiene más de 700 mil seguidores y en 2023 viajaron siete mil mujeres a los diferentes destinos como Italia, París y Grecia, Brasil, Calafate, Ushuaia, entre otros.
“Viajar sola está bueno, pero estar acompañada te brinda la oportunidad de compartir, hablar y estar contenida”, destaca Kara y asegura que en el viaje se abren más quienes van solas y no con amigas.
Sus grupos son de alrededor de 40 mujeres y van a hotelería de primer nivel. La mayoría de las pasajeras tiene entre 30 y 80 años. “Las mujeres buscan viajar con mujeres porque se sienten más cómodas, algunas buscan generar nuevos vínculos que a cierta edad es más difícil, compartir habitación es más fácil con otra mujer y se entienden más en todo”, reconoce Kara quien a la vez admite que no es común este tipo de viajes entre hombres porque cree que en general no están tan dispuestos a compartir con desconocidos su cotidianidad.
A su vez muchas de las mujeres están casadas y se sienten más cómodas al no tener que enfrentarse a situaciones de “levante” o creen que lleva más tranquilidad a la familia.
Florencia y dos socias más abrieron hace cuatro años Todas a Bordo. Allí ofrecen viajes para grupos reducidos de mujeres, de no más de 15. “Trabajaba en una agencia de turismo, con la cual seguimos operando estos viajes y me surgió la idea luego de ver a mi suegra que estaba bien económicamente pero no tenía con quién viajar porque mi suegro no tenía ganas y también pesaba el prejuicio de ‘cómo voy a viajar sola’. Por eso queremos dar a las mujeres para que viajen, se sientan seguras y generen vínculos que en muchos casos continúan luego de esta experiencia”, explica Florencia.
Para ella y sus socias, las experiencias y las historias de vida de cada pasajera son movilizantes. “A una de ellas en medio de un viaje le escribió el hijo preguntándole cómo estaba. Le dijo: “Cansada pero feliz” y me contaba que hacía mucho tiempo no podía escribir la palabra feliz porque venía travesando situaciones personales difíciles. Son cosas muy emocionantes”, reconoció Florencia.
Si bien ambas iniciativas nacieron desde Buenos Aires, a los viajes se suman personas de todas las provincias incluso de países vecinos y siempre una o dos coordinadoras que acompañan en el viaje.
Las experiencias compartidas van más allá de los destinos; son historias de superación, amistades y descubrimientos personales. A través de estos viajes, las mujeres encuentran un espacio donde ser ellas mismas, romper con la cotidianidad y generan nuevos vínculos que perduran.
