El 6 de junio de 2022 fue un día trágico no sólo para cuatro familias de Córdoba sino para todo el Hospital Neonatal y la salud pública de la provincia. Las médicas que intervinieron ese día lo definieron como una situación similar a la “explosión de una bomba” o un “incendio”.
Ese día, cuatro bebés recién nacidos sanos y tras embarazos controlados se descompensaron a pocas horas de haber nacido.
En orden cronológico a la hora de nacimiento, la primera de esos cuatro bebés fue Melody Luz Molina, hija de Brisa Molina, la mamá más joven, de 17 años. Melody nació a las 4.28 con un apgar 8/9 y se descompensó a las 23.10, sin causa explicable para ese momento. La beba murió un día después, el 7 de junio a las 5.10.
Al momento del fallecimiento de Melody, dos médicas recién regresaban de la unidad judicial de hacer una denuncia por una muerte ocurrida horas antes (por la beba Angeline, con un cuadro similar), cuando se enteraron del fallecimiento de Melody. Por ello pidieron a un oficial de la comisaría que fuera a hacer la denuncia con los datos del cuadro clínico que luego arrojó que la beba presentaba un valor de potasio de 18,4, incompatible con la vida.
La beba M.E.T., hija de Ludmila Torres, nació a las 4.58 con un apgar 7/8 y se descompensó a la 00.00 del 7 de junio. Las médicas descubrieron que se estaba descompensando en un recorrido que hicieron bebé por bebé esa noche, tras la descompensación de otros tres bebés durante la jornada del 6.
Los análisis de sangre arrojaron que la beba tenía valores de insulina superiores a 1.000 mg/dL, incompatibles con la vida. La beba quedó internada hasta el 25 de junio, cuando recibió el alta.
Angeline Giselle Cornejo, hija de Yoselin Rojas, nació a las 10.40 del 6 de junio con un apgar 7/9 y se descompensó abruptamente a las 11.30. A pesar de los intentos de reanimación, murió pocas horas después, a las 16.30. Fue la primera descompensación de ese día.
Por su fallecimiento, las médicas Valeria Quiroga y Angelina Galetto fueron a realizar la denuncia y a pedir una autopsia judicial. La autopsia determinó que tenía potasio de 19,5 Eq/l, incompatible con la vida.
D.P.M., hija de María Martín, nació a las 13.09 del 6 de junio con un apgar 7/9. Se descompensó el 7/6 a la 00.30. Tenía hipotonía y bradicardia con un hematoma en la espalda y un punto compatible con un pinchazo. Los valores de potasio eran altísimos. La beba quedó internada hasta el 22 de junio, cuando recibió el alta. Luego fue intervenida quirúrgicamente y hasta hoy tiene que realizar tratamientos, por la afección en su espalda.
La enfermera Brenda Agüero, investigada por presuntamente haber atacado a los bebés, ingresó al hospital a las 6.20 del 6 de junio y se retiró a las 14.22. Se cree que en ese lapso horario inyectó a los bebés y provocó sus descompensaciones horas después.
La pericia inter y multidisciplinaria que elaboraron expertos médicos, con la participación de los pediatras Néstor Vaín y Julio Trentadúe y el toxicólogo Luis Ferrari, de Buenos Aires, entregó certezas para estos cuatro casos ocurridos en esta guardia: se trató de ataques intencionales, sin ninguna duda.
Con independencia de quién los cometió, y si el resto de la serie puede leerse del mismo modo, todo indica que esa noche, esa madrugada, hace exactamente tres años, hubo ataques homicidas a recién nacidos en un hospital público provincial.