En el segundo caso, en Córdoba en 2024, una enfermera de 57 años demandó al Estado argentino y al laboratorio AstraZeneca por $ 220 millones por daños y perjuicios, ya que, según adujo, la vacuna contra el Covid-19 le habría ocasionado el síndrome de Sjogren y púrpura trombocitopénica.
La de la enfermera es la segunda demanda multimillonaria en la provincia. A principios de año, otra mujer (de 39 años) y su novio habían demandado a AstraZeneca y al Estado nacional por $ 100 millones ante el Juzgado Federal de Río Cuarto, de Carlos Ochoa.
En aquel caso, la mujer contó que, en 2022, siguiendo las recomendaciones de “expertos”, se colocó la tercera dosis de la vacuna (lote 77.946) en un centro de vacunación de la localidad de Coronel Moldes.
Según expuso, le realizaron diversos estudios y le diagnosticaron síndrome de Guillain Barré con cuadriparesia. Una comisión médica de Río Cuarto, en virtud de retiro por invalidez que solicitó la demandante, dictaminó que posee una incapacidad laboral del 75,6%.
Un nuevo caso en Córdoba
En el segundo caso, en Córdoba, la enfermera, con el patrocinio de los abogados Leonardo Jorge Perea y Ailin Lujan Pons, demandaron a la empresa y al Estado ante el Juzgado Federal N° 3, de la Capital, a cargo de Miguel Hugo Vaca Narvaja.
La mujer indicó que debido a su trabajo en un centro asistencial de la zona sur de la Capital cordobesa decidió inocularse con las vacunas contra el Covid. Recibió la primera dosis el 5 de marzo de 2021 (vacuna Sinopharm), la segunda dosis el 19 de abril de 2021 (vacuna Sinopharm) y, finalmente, la tercera dosis el 4 de noviembre de 2021 con la vacuna AstraZeneca (lote PW40097).
Sostuvo que nunca le advirtieron que podía sufrir efectos adversos y ni siquiera le hicieron firmar un consentimiento informado. Indicó que de haber sabido cuáles serían los efectos adversos que le causaría la inoculación, jamás habría aceptado recibirlo.
La mujer adujo que hasta ese momento era una persona sana, activa y productiva, sin ninguna patología de base. Sin embargo, a los pocos días de aplicarse la vacuna AstraZeneca comenzó a experimentar eventos adversos, supuestamente atribuibles a la vacunación e inmunización (Esavi), en el Sistema Integrado de Información Sanitaria Argentina (Sisa), del Ministerio de Salud de la Nación.
Señaló que mientras estaba de viaje con su familia en Mendoza, notó la aparición de petequias en todo su cuerpo, que progresaron hasta provocar hematomas generalizados e incluso ampollas en la boca. Acudió de manera urgente a un centro médico de la localidad de Potrerillos, que le sugirió concurrir a un centro especializado.
“Siempre me hago chequeos anuales, nunca tuve un drama. Estaba de vacaciones en Mendoza y me aparecieron petequias en el cuerpo. A los tres o cuatro días tenía hematomas generalizados y mucho cansancio”, dijo Claudia Cuello a La Voz.
Regresó a Córdoba, donde ingresó de urgencia al Hospital Privado. “Me internaron en Córdoba y tenía 3.000 de plaquetas, amollas en la boca. Estuve internada seis días y fue recuperando paquetas hasta los 80 y 120 mil”, agregó.
De acuerdo con lo que expuso, le diagnosticaron petequias y púrpura trombocitopénica inmune (PTI), una enfermedad autoinmune que afecta a las plaquetas, y le recomendaron un tratamiento prolongado con medicamentos como hidroxicloroquina, prednisona y micofenolato sódico.
Manifestó que se vio obligada a solicitar carpeta médica psiquiátrica hasta mayo de 2022, debido al diagnóstico de lupus eritematoso sistémico y a la necesidad de iniciar un tratamiento psiquiátrico por síndrome depresivo. Una médica le indicó continuar con el tratamiento con varias drogas con controles periódicos cada tres meses.
En junio de este año, presentó un reclamo ante la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) para que se investigara el caso.
La enfermera señaló que un médico certificó que padecía PTI, síndrome de Sjogren (sin remisión), con plaquetopenia frecuentes y sequedad de mucosa bucal y ocular medicada en forma permanente, y estrés postraumático moderado.
Su vida actual
Concluyó en la existencia de una relación entre el diagnóstico y la colocación de la vacuna AstraZeneca, que le habría ocasionado una discapacidad laboral total y permanente estimada en un 46% de la T.O. “Mi vida es otra ahora. Siempre fui activa, pero ahora cambió saber que tengo PTI. Estoy tratada, pero la medicación es carísima. Una de las medicaciones cuesta $ 460 mil, me la cubre la obra social, pero es carísima. Todo esto me genera estrés, tengo cansacio y debilidad muscular”, indicó.
“Vivo tomando vitaminas, si no, me siento cansada. Tengo dolores musculares y de hueso, a veces sí, a veces no. Trabajo 10 horas parada y esto no se cura. Sí tengo remisión, pero no se cura”, agregó.
La mujer argumentó que las vacunas contra el Covid-19 “forman y formaron parte de un ensayo clínico”, ya que se trató de “una terapia génica experimental sin aprobación definitiva” de la Anmat. Resaltó que hasta ahora no se conoce de forma precisa “la composición exacta de dichas vacunas ni una justificación concluyente sobre los efectos adversos que se han observado, por lo que, como consecuencia” de la “cláusula de confidencialidad” de la ley de vacunas 27.573, desconocemos el contenido de los viales.
“Quien se somete a un ensayo clínico tiene el derecho de conocer el contenido del producto, caso contrario no existe el verdadero consentimiento informado, para asumir conscientemente los riesgos del tratamiento experimental”, se agregó en la demanda.
En consecuencia, reclamó $ 99.967.629 a AstraZeneca en concepto de daño emergente, incapacidad sobreviniente, proyecto de vida, pérdida de chance y consecuencias no patrimoniales (daño moral), y $ 61.570.500 por presunto daño punitivo.
A su vez, solicitó que el Estado fuera condenado a abonarle $ 58.636.934 en concepto de fondo de reparación (respecto a la ley 27.573).