La madre de un adolescente cordobés de 16 años hizo una petición en el juzgado multifuero de primera nominación de la localidad de Río Tercero para modificar el acta de nacimiento de su hijo y rectificar su género (que figuraba como femenino). Además, pidió el cambio de su nombre de pila en el Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas conforme a su identidad autopercibida.
Para hacer este tipo de rectificaciones basta con un trámite en el Registro antes mencionado tal como lo prevé el artículo 6 de la Ley de Identidad de Género n.° 26.743. Sin embargo, se llegó a esferas judiciales porque el padre del menor no prestó su consentimiento para hacerlo.
Antes de expedirse sobre la autorización requerida, el progenitor pidió al tribunal que se lleven a cabo pericias interdisciplinarias para determinar cuál era la voluntad real de su hijo, con la finalidad de descartar que se trate de un acto de rebeldía o inmadurez propio de su edad.
En este contexto, la jueza Sánchez Torassa remarcó que el padre estuvo ausente de la vida del adolescente por un lago tiempo, por lo que no pudo transitar este proceso de cambio a su lado.
Además, sostuvo que, conforme a lo resuelto por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el procedimiento tendiente a reconocer la identidad de género debe basarse en el consentimiento libre e informado de la persona que lo solicita, sin imponer el cumplimiento de requisitos abusivos ni someterlo a pericias médicas o psicológicas.
La magistrada resolvió en función de los principios de capacidad progresiva e interés superior del niño, conforme a la Convención sobre los Derechos del Niño, la Ley de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes N°. 26.061, la Ley de Identidad de Género y las previsiones del Código Civil y Comercial.
Así, destacó que, según lo manifestado en los escritos de la causa y en la audiencia personal, el adolescente había podido trasmitir su historia, sus necesidades y, sobre todos, sus ganas de vivenciar su nombre y su género autopercibido, lo que denota un sobrado grado de entendimiento para la toma de su decisión.
Las palabras de la jueza tras la resolución
Torassa dirigió unas palabras al adolescente al finalizar la resolución: “Quiero agradecerte la valentía de llevar a cabo un proceso judicial, con todo lo que ello implica, para lograr tus sueños. No es fácil en una sociedad en la que el prejuicio, la desigualdad, la discriminación, la falta de solidaridad con el reconocer en el otro sus necesidades, abrazar con valor lo que nos pasa”
Y agregó: “Reconocernos, percibirnos y autoafirmarnos y vos lo hiciste. Aun así, con sólo dieciséis años y una mamá que te acompaña en tu proceso, llegaste a pedir a la Justicia cumplir tu deseo de adecuar tu documento a tu realidad, a tu cuerpo y a tu identidad. Ello requiere un gran carácter, voluntad y valor”.
