El prolongado conflicto judicial por el amparo ambiental que pesa sobre barrio Jardín Espinosa y su ampliación genera posturas enfrentadas entre vecinos que protestan por la situación y otros que la defienden, por ejemplo desde su centro vecinal.
La medida, gestionada en 2019 por el Centro Vecinal para frenar talas y construcciones irregulares, se judicializó y permanece vigente seis años después, afectando la vida cotidiana, el valor inmobiliario y las posibilidades de desarrollo de la zona sur de la ciudad de Córdoba, según el reclamo de un grupo de vecinos.
“No podemos vender ni modificar nuestras casas”
Los frentistas expresaron que el amparo, originalmente destinado a proteger el entorno ambiental, terminó perjudicando a numerosos propietarios.
“Vivo hace 60 años en el barrio, y este amparo nos ha afectado a unos 40 vecinos. Muchos no podemos vender nuestras casas”, sostuvo en diálogo con La Voz Sergio Maldonado, uno de los vecinos más antiguos de Jardín Espinosa.
Maldonado expresó que “un amparo no puede durar más de cinco años” y que hace más de tres intenta vender su vivienda sin éxito: “Cuando viene un comprador y ve que hay un amparo judicial, se va. Importantes compradores quisieron adquirir mi casa y se cayeron todas las operaciones por ese motivo”.
Los vecinos remarcaron que las restricciones también impiden reformas, nuevas edificaciones y hasta algunas actividades comerciales en la zona.
“Hay obras paralizadas, modificaciones detenidas y multas por podar árboles que representaban peligro de caída”, señalaron. En algunos casos, las sanciones se aplicaron incluso cuando los frentistas contaban con autorizaciones previas, según expresaron. Otros denunciaron que el amparo generó un efecto en cadena sobre la economía familiar: “Las casas se desvalorizaron. Lo que antes valía 400 ahora te lo ofrecen en 200”, afirmó uno de los residentes.
Además, los vecinos aseguraron que la falta de cloacas y de planificación urbana agrava el problema: “Es un barrio con todos los servicios, dentro de la circunvalación, pero con pozos negros junto a las piletas. No está previsto el saneamiento ni siquiera para 2030”, manifestaron durante una reunión vecinal.
Un conflicto que divide al barrio
El reclamo se extiende en el tiempo y divide al vecindario. Mientras algunos acusan al centro vecinal de obstaculizar la vida cotidiana, otros sostienen que la medida fue necesaria para detener el desarrollo desordenado que avanzaba sobre el pulmón verde ubicado al sur de la ciudad.
Los vecinos que impulsan el levantamiento del amparo aseguran que “la comisión vecinal no los representa” y que han intentado reuniones con las camaristas que intervienen sin obtener respuesta concreta.
“Fuimos a hablar con una de las juezas, este año, y nos dijo que tenía mucho trabajo, que recién había tomado el caso. Así seguimos sin solución”, relataron.
Los residentes afectados remarcaron que hay viviendas y locales vacíos o en estado de abandono, lo que también genera inseguridad y un deterioro urbano. “En el barrio tenemos baldíos convertidos en basurales y casas desocupadas. Es un barrio que se está envejeciendo sin renovación y este amparo complica la situación porque no se puede hacer nada”, expresaron a La Voz.
La respuesta del Centro Vecinal
El presidente del Centro Vecinal de barrio Jardín Espinosa, Gustavo Gaviglio, explicó en conversaciones con La Voz que el amparo ambiental nació como una herramienta para frenar la destrucción del arbolado y las construcciones fuera de norma.
“El origen del amparo fue el desarrollo inmobiliario totalmente inorgánico que sufría Córdoba y sobre todo nuestro barrio. Empezamos a ver cómo se llevaban puesta la arboleda del barrio y cómo se construía sin respetar las ordenanzas de uso del suelo. Por eso decidimos organizarnos”, señaló el presidente del Centro Vecinal.
Gaviglio precisó que el barrio, compuesto por Jardín Espinosa y Ampliación Jardín Espinosa, abarca unas 100 hectáreas de gran densidad arbórea, incluso mayor que la del Parque Sarmiento. “Es un pulmón verde de la ciudad que necesita protección. El amparo no es contra los vecinos, sino contra el municipio, que permitió irregularidades en las aprobaciones de obras”, afirmó.
Según el dirigente, el Palacio 6 de Julio concentró durante años las autorizaciones excepcionales para construir, incluso cuando los CPC se oponían. “Hemos detectado casos en que se aprobaban proyectos fuera de norma o con documentación irregular. El amparo permitió detener esas obras y exigir que se cumplan las ordenanzas”, agregó.
Gaviglio defendió además que el centro vecinal “no es una máquina de impedir”. “Se han vendido casas y se han hecho obras. Lo que hacemos es impedir que se construya fuera de la ley. Si las normas no sirven, que se cambien, pero mientras tanto hay que respetarlas”, enfatizó Gaviglio, quien fue el principal propulsor de este amparo por allá en 2018.
El referente aclaró que la medida rige para la totalidad del barrio, tanto en Jardín como en su ampliación, y reconoció que “hay vecinos mal informados que creen que el amparo les prohíbe vender”. “No es así —dijo—, lo que pasa es que el mercado cambió: hay más oferta de barrios nuevos, con seguridad y servicios modernos, y eso influye más que el amparo”.
Desde la Municipalidad de Córdoba, aseguraron que es la Justicia quien debería pronunciarse al respecto.
El impacto en el mercado inmobiliario
Consultados por el Centro Vecinal y los propios vecinos, referentes del sector inmobiliario coincidieron en que el amparo ambiental generó incertidumbre en las operaciones de compraventa.
“Las propiedades afectadas por la medida perdieron entre un 20% y un 25% de su valor comercial, especialmente las de mayor superficie”, detallaron agentes a los propios vecinos que pidieron reserva de identidad.
Por su parte, el vicepresidente de la Cámara Inmobiliaria de Córdoba y titular de Bergo Servicios Inmobiliarios, Lucas Bergo, sostuvo a La Voz que “Jardín Espinosa es uno de los barrios más lindos de Córdoba, con calles anchas, una arboleda única y ubicación privilegiada, pero lamentablemente se frenó su evolución y desarrollo de una forma poco estratégica. Hoy es un barrio deprimido, con gran oferta a la venta, un valor del metro cuadrado golpeado y baja demanda, con una rotación de venta lenta y un tiempo de publicación promedio de más de 500 días”.
“Debería ser el Villa Belgrano del sur, pero se quedó muy atrás, queriendo mantener una forma que no aplica a las nuevas necesidades. El usuario histórico de Jardín Espinosa migró a los countries o a barrios con seguridad”, expresó.
Bergo consideró que el barrio va a contramano de las tendencias urbanas actuales: “Hoy hay una búsqueda de seguridad y espacios verdes comunes. Jardín Espinosa necesita transformarse, no solo por la demanda del mercado, sino por la necesidad de desarrollar la mancha urbana de manera eficiente. Es necesario trabajar urgente en un cambio del uso del suelo inteligente y estratégico, con terrazas verdes y una normativa que acompañe la evolución. Si se lograran esos cambios, sería uno de los lugares con mayor potencial del sur de Córdoba”, concluyó.
Un amparo sin resolución y un barrio en espera
Seis años después, el amparo ambiental de barrio Jardín Espinosa continúa sin sentencia definitiva. Los vecinos reclamaron que la Justicia acelere el fallo para poder recuperar la normalidad y la posibilidad de disponer libremente de sus propiedades.“Nos limitan derechos de propiedad y de desarrollo. Queremos que se resuelva de una vez, porque el plazo legal de cinco años ya se cumplió”, insistieron los frentistas.
Mientras tanto, el Centro Vecinal ratificó su decisión de mantener la defensa ambiental y urbanística del sector, y la Municipalidad esperará las definiciones judiciales. En medio de posiciones enfrentadas, el barrio permanece en pausa, dividido entre quienes buscan preservar su identidad verde y quienes piden recuperar el derecho a transformar, vender o simplemente vivir sin restricciones.























