Sin nada. Así se quedaron Alberto y Verónica Tolaba tras el derrumbe de parte del muro del edificio de bulevar San Juan al 600.
Lo que esperaba ser un fin de semana de felicidad por la visita de su mamá Epifanía desde Perico (Jujuy) se convirtió en un desastre del cual no logran tomar dimensión.
Barrio Güemes: a dos semanas del derrumbe
A casi dos semanas del hecho de barrio Güemes en la ciudad de Córdoba, que dejó a una persona fallecida y a varias heridas, recién han podido mudarse a un nuevo sitio para vivir en el Centro.
Sin embargo, todos sus artículos del hogar y objetos personales están bajo los escombros.
“No damos más con esta situación, lo que estamos viviendo es muy desgastante y doloroso”, contó Alberto a La Voz.
Hasta el momento, la fiscalía judicial se ha manifestado en contra de habilitar el ingreso al espacio afectado, por temor a una nueva tragedia.
La respuesta de la fiscal María Celeste Blasco fue que el ingreso se mantiene clausurado hasta para los propios peritos debido al riesgo que aún representa.
En este contexto este jueves por la tarde, con la entrega de las llaves de un departamento sobre calle Belgrano, los Tolaba decidieron escribir un nuevo capítulo de sus vidas.
Pero aún no pueden pasar la página del pasado: constantemente la imagen de lo que fue su hogar durante los últimos cinco años se les viene a la mente y decenas de recuerdos quedaron sepultados bajo los escombros.
En las últimas horas, desde el Ministerio de Desarrollo Social se comunicaron para hacerles llegar unos colchones. También la Municipalidad de Córdoba les otorgó una ayuda económica y comerciantes colaboraron con algo de ropa.
Tampoco tienen herramientas de trabajo. Alberto retomará su trabajo el próximo lunes tras una licencia forzada por esta situación.
Sin nada: qué contaron los damnificados por el derrumbe en barrio Güemes
Sus rostros dibujan desazón e incertidumbre. Necesitan recuperar su vida como era antes del sábado 17. Pero en el intento todo es lento, cuesta arriba.
El encuentro con este diario fue en el living del departamento nuevo. Allí solo había una mesita en un rincón. El resto, la nada. Lo mismo se replica en el resto de las habitaciones.
Sin posibilidad de recuperar nada en el corto plazo, encima debieron realizar otro gasto importante para la mudanza. Cerca de un millón de pesos costó la reserva, alquiler, informes y comisión inmobiliaria.
Consultado sobre si mantuvo diálogo con María Eugenia Sarmiento Videla, la dueña de la casa que se vino abajo, Alberto lo negó. En los próximos días le dará de baja a los servicios para evitar una deuda.
Ingreso rechazado y demanda
“Aún no tenemos la autorización para entrar a retirar sus pertenencias. Hicimos una presentación pero no obtuvimos una respuesta satisfactoria”, contó el abogado Vazken Torossian.
El letrado confirmó que este viernes realizarán una mediación prejudicial obligatoria con el objetivo de solicitar un resarcimiento de 100 millones de pesos aproximadamente.
Eso se determinará a través de un inventario que incluye el valor de todas las pertenencias, el lucro cesante por los días no trabajados, daño moral y asistencia psicológica para Epifanía, quien se encontraba en la casa al momento del derrumbe.
“Gracias a Dios estoy bien, pude salir apenas escuché el ruido”, dijo sobre lo sucedido el día del derrumbe.
Mientras, las obras en el sitio afectado siguen, con la calle cortada.