¿Por qué algunas personas se despiertan con el recuerdo vívido de sus sueños, mientras que otras apenas registran haber soñado algo? Aunque todas las personas sueñan, no todas logran recordarlo al despertar.
Un equipo internacional liderado por la Escuela de Estudios Avanzados IMT de Lucca, Italia, abordó esta pregunta con una investigación pionera publicada en Communications Psychology.
El estudio encontró que la profundidad y duración del sueño, junto con la actitud hacia los sueños, la edad y la tendencia a divagar mentalmente, son factores claves para comprender esta diferencia.
Dormir poco profundo, pero durante más tiempo, mejora la memoria onírica
Los científicos analizaron los hábitos de sueño de más de 200 personas sanas, con rutinas regulares de descanso. A lo largo de 15 días, cada voluntario reportó sus sueños matutinos y fue sometido a cuestionarios y pruebas cognitivas. Los resultados fueron contundentes: quienes duermen largos períodos pero con sueño ligero tienen mayor probabilidad de recordar lo soñado.
Además, observaron que el recuerdo de los sueños disminuye en invierno y aumenta en primavera y otoño, revelando una variación estacional inesperada.
Soñar despierto ayuda a recordar lo que se sueña dormido
Otro hallazgo clave fue la relación entre la divagación mental –lo que comúnmente llamamos “soñar despierto”– y la capacidad de recordar sueños reales. Según los investigadores, este fenómeno indica una mayor propensión a generar experiencias oníricas sin estímulos externos, lo que puede extenderse también al estado de sueño profundo.
En cambio, la importancia que cada persona le da a sus sueños no se traduce necesariamente en una mejor capacidad para recordarlos. Es decir, interesarse por soñar no garantiza tener más recuerdos al despertar.

El rol del cerebro y la edad: qué cambia con el paso del tiempo
El estudio también identificó que con el envejecimiento disminuye el sueño largo y ligero, lo que afecta directamente la posibilidad de recordar sueños. Además, ciertas personas presentan mayor vulnerabilidad a las interferencias cerebrales durante el descanso, lo que puede bloquear el proceso de consolidación de los recuerdos oníricos.
Incluso exploraron los llamados “sueños blancos”, esos momentos en los que sabemos que soñamos, pero no podemos recuperar ningún detalle. También en esos casos se observó una relación con los períodos de sueño prolongado y superficial.
Por qué entender los sueños puede mejorar nuestra salud mental
“Los sueños juegan un papel clave en la consolidación de la memoria, el aprendizaje y la salud mental”, explicó el coordinador del estudio, Giulio Bernardi, quien subraya la importancia de investigar estos procesos.
Y remarca que los sueños están determinados por una combinación de factores individuales (como la edad o la personalidad) y factores internos al sueño, como su calidad y duración.