Durante la temporada de verano en Argentina, el Índice UV suele ubicarse en rangos catalogados como “Muy Alto” o “Extremo”. Esto implica un riesgo elevado para la salud de la piel incluso en tiempos cortos de exposición al aire libre.
Antonela Di Giglio (MN 156538), médica dermatóloga integrante del equipo de mesoestetic, explica que en 2025 la fotoprotección ya no es sólo una crema estival. Ahora se define como una estrategia diaria e integral basada en evidencia científica.
Esta “protección inteligente” surge porque la piel actual no sólo enfrenta el sol, sino también la polución, el calor y el estrés. El sistema combina filtros de amplio espectro con activos que reparan la barrera cutánea.
El peligro de los días nublados y el asfalto
Un patrón que se repite anualmente es que la mayoría de las quemaduras no ocurren al mediodía en el río o la pileta. Suceden en días nublados, con brisa o realizando actividades cotidianas como caminar o andar en bicicleta.
La radiación en el país es particularmente intensa por la mayor cercanía del sol durante el verano austral. Además, las características de la atmósfera en esta región favorecen un mayor paso de rayos UVB.
Otro factor de riesgo es la radiación reflejada, que rebota en superficies y potencia el daño. La arena puede reflejar hasta un 25%, mientras que el cemento y el agua tienen porcentajes similares.
Zonas olvidadas y el impacto de las pantallas
En la ciudad, el riesgo suele pasar inadvertido por el efecto rebote en el cemento y la falta de sombra natural. Muchas personas sufren daños mientras entrenan o hacen mandados breves sin protección.
Existen áreas críticas que suelen quedar expuestas por olvido: orejas, párpados, labios, cuello y el empeine de los pies. Son zonas de piel fina que requieren una reaplicación constante de producto.
La protección moderna también debe contemplar la luz azul de las pantallas, que genera pigmentación persistente. El calor ambiental es otro factor que agrava manchas y la sensibilidad estival.
Cómo elegir el protector adecuado
Para este verano, las recomendaciones universales incluyen el uso de productos con FPS 50 como mínimo. Es fundamental que cuenten con protección de amplio espectro frente a rayos UVA y UVB.
La reaplicación debe realizarse cada dos o tres horas, dependiendo de la intensidad de la actividad. También se aconseja elegir texturas que sean agradables y compatibles con el tipo de piel de cada usuario.
El uso de “sombra inteligente” y ropa con protección UPF puede reducir drásticamente la exposición acumulada. Cuidar la piel hoy es una inversión necesaria para preservar su estructura y salud a largo plazo.
