Las temperaturas bajas que se registran en invierno pueden provocar una contracción de los músculos y ligamentos, lo que aumenta la rigidez en las articulaciones de la columna, llegando a originar dolores de espalda, especialmente en la zona lumbar.
Además, el frío puede aumentar la sensibilidad del sistema nervioso al dolor. En condiciones de frío extremo, la disminución del flujo sanguíneo hacia los músculos y tejidos también contribuye a la aparición de molestias.
Tensión en los discos intervertebrales
Rafael Llombart, especialista en cirugía ortopédica y traumatología, subraya que la contracción muscular excesiva genera tensión en los discos intervertebrales y en las facetas articulares, aumentando el riesgo de episodios agudos de dolor lumbar o incluso de lumbago.
Las personas mayores, los trabajadores al aire libre y las personas sedentarias son los perfiles más propensos a sufrir dolor de espalda en esta época.
“Durante el invierno, muchas personas reducen su nivel de actividad física debido a la menor motivación para salir al aire libre. Este sedentarismo contribuye a la pérdida de fuerza muscular y flexibilidad, factores clave para mantener una columna sana. Cuando dejamos de movernos, los músculos que soportan la columna se debilitan y las articulaciones pierden lubricación natural, lo que aumenta la rigidez y el riesgo de sufrir dolor”, detalla el experto.
Cómo proteger la columna
- Mantener una rutina de ejercicio: dedicar al menos 30 minutos al día a actividades que fortalezcan la espalda, como caminar, practicar yoga o realizar ejercicios de estiramiento de espalda.
- Usar ropa térmica para evitar la contracción muscular por el frío, especialmente si se trabaja en actividades deportivas al aire libre.
- Evitar el sedentarismo, hacer pausas activas si se trabaja desde casa o en la oficina para evitar la rigidez muscular.
- Usar calor localizado, a través de mantas térmicas o parches de calor, para relajar los músculos de la zona lumbar.
- Consultar a un especialista si el dolor persiste o es recurrente.
“El invierno puede ser un reto para nuestra columna, pero con hábitos saludables y medidas preventivas es posible minimizar el impacto del frío en nuestra salud lumbar. Mantenernos activos y proteger nuestro cuerpo del frío son claves para disfrutar de los meses invernales sin dolor”, concluye el especialista.