La Frustración por no perder peso, incluso siguiendo dietas rigurosas o rutinas ejercicio, es algo que muchas personas experimentan. A veces, el problema no es la falta de esfuerzo, sino factores que pasan inadvertidos, como el metabolismo, el estrés o una percepción equivocada sobre el propio cuerpo.
Para entender mejor este desafío, La Voz consultó a Agustina Murcho (M.N 7888), nutricionista especialista en trastornos alimentarios y magister en psicoinmunoneuroendocrinología.
En primer lugar, Murcho enfatiza que es fundamental determinar si realmente la persona necesita bajar de peso. Muchas veces, el deseo de adelgazar no se corresponde con una necesidad real del cuerpo. “A veces alguien quiere adelgazar, pero en realidad ya está en un peso que su cuerpo puede sostener de manera saludable, y no es necesario perder más peso”, explica la experta.
En estos casos, la incapacidad para bajar de peso puede ser simplemente una señal de que el cuerpo está en su peso ideal.
Factores que influyen en la dificultad para bajar de peso
Si la pérdida de peso es realmente necesaria, existen diversos factores que pueden estar obstaculizando el progreso.
Algunos de los más comunes son:
- Consumo calórico: las personas subestiman la cantidad de calorías que consumen, lo que significa que, sin saberlo, están ingiriendo más calorías de las que queman.
- Falta de actividad física: el sedentarismo juega un papel importante en la dificultad para perder peso. La falta de ejercicio regular disminuye el gasto calórico, dificultando la creación del déficit necesario para la pérdida de peso.
- Factores metabólicos: condiciones como la resistencia a la insulina, el hipotiroidismo y otros desórdenes metabólicos pueden afectar la eficiencia del metabolismo, dificultando la pérdida de peso.
- Dietas restrictivas: las dietas muy restrictivas, aunque parezcan una solución rápida, pueden ser contraproducentes. Estas dietas suelen llevar a la pérdida de masa muscular, lo que ralentiza el metabolismo y provoca que el cuerpo entre en “modo ahorro”, reteniendo la energía y dificultando la pérdida de peso.
- Estrés y falta de sueño: el estrés crónico y la falta de sueño también pueden dificultar la pérdida de peso. El estrés eleva los niveles de cortisol, una hormona relacionada con el aumento de grasa abdominal, y altera las hormonas del hambre y la saciedad, lo que lleva a comer en exceso.
- Genética: si bien la genética puede influir en el metabolismo, no es un factor determinante. La predisposición genética puede verse contrarrestada por un estilo de vida saludable que incluya actividad física regular, buenos hábitos alimentarios y un manejo adecuado del estrés.
- Hambre emocional: comer para manejar las emociones, en lugar de por hambre física, puede llevar a un exceso de ingesta calórica y dificultar el control del peso.
El peligro de las restricciones extremas y la desinformación
Murcho observa en su práctica clínica una tendencia preocupante hacia las restricciones extremas en la alimentación. “Lo que observo mucho en mis pacientes, al menos en mi experiencia, es una tendencia a restringir demasiado la alimentación para bajar de peso”, comenta. Esta obsesión con comer menos, alimentada por la desinformación en redes sociales, “genera hábitos insostenibles a largo plazo”.
Para la nutricionista, la clave del éxito reside en un abordaje individualizado y guiado por un profesional de la salud competente. Es fundamental “consultar con un profesional coherente, que no imponga reglas rígidas y trate a sus pacientes como seres humanos”. Este profesional debe elaborar un plan personalizado, considerando las necesidades, horarios, hábitos y preferencias del paciente, evitando planes genéricos que sean iguales para todos. Además, es importante no demonizar alimentos ni basar el enfoque en restricciones extremas.
Más allá de la balanza
“No siempre el objetivo debe ser bajar de peso”, subraya Murcho. Guiarse únicamente por el número en la balanza puede ser muy engañoso, ya que no refleja la composición corporal. Es esencial evaluar la masa muscular y la grasa corporal, ya que una persona podría estar perdiendo peso, pero a costa de perder masa muscular, lo que no es saludable.
Por otro lado, el peso puede mantenerse estable o incluso aumentar mientras se gana masa muscular y se pierde grasa, lo cual es un cambio positivo para la salud.
La dificultad para bajar de peso, remarca la especialista, puede tener múltiples causas y no existe una solución única para todos. Antes que nada hay que comprender los factores individuales que pueden estar influyendo y buscar la guía de un profesional de la salud calificado para desarrollar un plan personalizado y sostenible a largo plazo.
