En la actualidad, hay más de 5.200 especies animales en peligro de extinción. Y en la última década desaparecieron unas 250. Esto datos surgen de la Lista Roja de la Unión para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Pero la cifra se queda corta si incluimos a todos los animales en estado “vulnerable” y si consideramos el “efecto cascada” que gobierna los ecosistemas: la desaparición de una especie puede llevar al colapso de decenas más.
No hay secretos sobre cuáles son las causas de estas extinciones. La Plataforma Intergubernamental sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (Ipbes) señala cinco razones: la pérdida del hábitat (desmonte y cambio de uso de suelo para agricultura, por ejemplo), la explotación directa (caza, pesca y tráfico de fauna), el cambio climático, la contaminación y las especies invasoras.
En Córdoba, las ONG e instituciones científicas pusieron en agenda otra causa de matanza de fauna: los atropellamientos. Esta semana, la Fundación Mil Aves pidió al Gobierno de Córdoba que construyera un pasafauna por encima del Camino de las Altas Cumbres, a la altura del Parque Nacional Quebrada del Condorito.
Cuando construimos caminos en ambientes naturales, fraccionamos el hábitat de muchas especies. Creamos parches de vegetación rodeados por rutas. Es inevitable que los atropellamientos aumenten en los próximos años.
Y con los caminos llegan las personas y sus viviendas. Un efecto de ello es un incremento de los incendios de interfase, aquellos que ocurren en regiones donde la infraestructura humana y la vegetación natural están entrelazadas.
Y llegan las mascotas, que también son una amenaza para la fauna autóctona. Es un fenómeno que, al igual que los atropellamientos, crecerá en el tiempo si no lo frenamos.
Perros y gatos son animales invasores. Su impacto en la biodiversidad recién comienza a investigarse. Una revisión publicada recientemente en la revista PNAS da una primera instantánea de esta problemática.
Según este trabajo, perros, gatos y otros mamíferos depredadores invasores (cerdos y roedores) estuvieron implicados en 87 extinciones de especies de aves, 45 de mamíferos y 10 de reptiles. Y en la actualidad, son una amenaza para otras 596 especies que están en situación de riesgo.
Los ambientes más impactados son islas del Caribe, Polinesia, Madagascar y otras.
Problemática local
En Córdoba, los gatos y los perros suelen cazar pájaros, reptiles, comadrejas, zorros y hasta corzuelas. Muchos ambientes serranos son “islas ecológicas”. Las mascotas podrían contribuir a la extinción local de alguna de estas especies.
Además, las mascotas portan enfermedades que pueden pasar a los animales silvestres. “El perro se puede curar de la sarna fácilmente, pero ¿quién va a tratar a un zorro?”, se pregunta Guillermo Galliano, de la Fundación Mil Aves.
Y apunta que los perros abandonados forman jaurías asilvestradas que necesitan cazar para no morir. Lo mismo ocurre con los gatos.
En este sentido, hay políticas públicas que ayudarían a mitigar este problema. Una de ellas es una campaña de esterilización para disminuir la población de animales callejeros.
Y la tenencia responsable; esto es, vacunar y desparasitar, y mantener a la mascota dentro del hogar. El cartel “Peligro, animales sueltos” también asusta a la fauna local.
