Un equipo internacional de científicos descubrió que tener niveles de azúcar en sangre apenas por encima de lo normal durante la adolescencia y la adultez temprana puede dañar silenciosamente el corazón.
El hallazgo surge de un seguimiento a casi 1.600 jóvenes británicos, desde los 17 hasta los 24 años, y fue publicado en Diabetes Care, una de las revistas médicas más prestigiosas en el campo de la endocrinología.
De la prediabetes al corazón: una conexión peligrosa
Según el estudio, la prevalencia de prediabetes, definida por una glucemia en ayunas de al menos 5,6 mmol/L, se multiplicó por cinco en sólo siete años: del 6,2% a los 17 años al 26,9% a los 24. Esta condición, aunque no es diabetes tipo 2, ya comienza a dejar huellas en el corazón.
Los investigadores observaron un aumento del 46% en el riesgo de desarrollar hipertrofia ventricular izquierda (un agrandamiento peligroso del corazón) en quienes mantuvieron esos niveles elevados de glucosa. Si la glucemia alcanzaba 6,1 mmol/L, el riesgo se triplicaba.
Las mujeres, cinco veces más vulnerables
Uno de los datos más alarmantes fue la diferencia entre sexos. La hiperglucemia impacta en las mujeres jóvenes mucho más intensamente que en los hombres. Durante los años de estudio, la masa cardíaca de las chicas aumentó cinco veces más que la de los varones, lo que indica un deterioro más veloz en su función cardíaca.
“Estos resultados indican que incluso adolescentes y adultos jóvenes aparentemente saludables, con un peso dentro de rangos normales, podrían estar desarrollando una enfermedad cardíaca sin saberlo”, advirtió Andrew Agbaje, autor principal del trabajo y especialista en salud infantil de la Universidad de Finlandia Oriental.

El círculo vicioso entre grasa corporal e insulina
La resistencia a la insulina, otro de los factores clave medidos, también mostró una fuerte asociación con daño cardíaco temprano. Los científicos explican que este proceso y el aumento de la grasa corporal se retroalimentan. De hecho, dos tercios del efecto negativo de la resistencia a la insulina sobre el corazón se explicó por el aumento de la grasa total.
El estudio también tuvo en cuenta otros factores de riesgo como la presión arterial, antecedentes familiares, comportamiento sedentario, tabaquismo y composición corporal. Aun así, la glucosa elevada y la resistencia a la insulina se mantuvieron como predictores claros del daño cardíaco.
Adolescencia: un momento crítico para prevenir
La adolescencia tardía es un período clave en la evolución de enfermedades metabólicas y cardiovasculares.
Con el crecimiento de la independencia alimentaria y de hábitos en esta etapa, los especialistas destacan la importancia de fomentar estilos de vida saludables desde temprano.
- menos azúcar
- más movimiento
- revisiones médicas periódicas, incluso cuando el cuerpo aparenta estar bien
“Detectar y controlar la glucosa alta en jóvenes puede marcar la diferencia entre una adultez sana o con complicaciones crónicas. Es un llamado a padres, médicos, educadores y los propios jóvenes”, concluyó Agbaje.