La crisis económica que atraviesa el país desde ya hace un tiempo, tiene un impacto directo y alarmante en la alimentación de las familias cordobesas, según lo revela un estudio realizado recientemente por el Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (Ietse) del Centro de Almaceneros de Córdoba.
El informe, que analizó los hábitos de consumo en los hogares cordobeses entre 2023 y 2025, reveló un deterioro significativo en la calidad nutricional, con un aumento en el consumo de alimentos económicos pero menos nutritivos, y una caída muy significativa en la ingesta de proteínas.
Los datos, fueron obtenidos a través de 2.500 encuestas realizadas durante febrero pasado y muestran una desviación preocupante de los patrones nutricionales recomendados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).
Menos carne, más menudos
El estudio evidenció una disminución notable en el consumo de carnes vacunas. En lo que va de 2025, el consumo del asado vacuno está un 48% por debajo de lo recomendado, lo mismo que la carne molida y la carne de pulpa para milanesas (-37% y -45%, respectivamente).
En contraste, se observó un consumo mayor de carnes más económicas, como el pechito de cerdo en remplazo del asado vacuno, que se ubicó un +26% por arriba de lo recomendado, y las menudencias vacunas, que más que duplican el consumo ideal (+139%).
Además, la compra de menudos de pollo y alitas de pollo se disparó este año (+369% y +125% por sobre los previsto). Estos cambios reflejan una adaptación forzada de las familias a los precios elevados de las carnes tradicionales, optando por cortes y productos más accesibles, aunque menos nutritivos.

Por su parte, las frutas y las verduras están siendo un lujo para muchos hogares que vienen reduciendo, reemplazando o directamente eliminando estos productos de la dieta diaria. De hecho, el consumo de verduras de hojas verdes, como la lechuga y la acelga, cayó drásticamente, ubicándose en torno al 45% de lo nutritivamente aconsejable.
En cambio, la compra de papas y cebollas, más económicas y calóricas, fue entre un 43% y un 53% mayor al previsto por el Indec.
En el caso de las frutas, todas las variedades analizadas mostraron bajos niveles de consumo: la banana, con un 58% por debajo a lo recomendable; la pera, con un 62%; y la manzana, con el 46%.
Estos datos reflejan cómo las familias han priorizado alimentos más económicos y llenadores, en detrimento de aquellos más nutritivos pero menos accesibles debido a su alto costo.
Aumento de carbohidratos
El estudio el Centro de Almaceneros también destacó un incremento marcado en el consumo de alimentos ricos en carbohidratos, más económicos y accesibles. De hecho, los hogares cordobeses están comiendo un 25% más de pan francés, un 16% más de fideos secos, y un 38% más de harina de maíz (polenta) que lo que deberían para tener una nutrición saludable.
Por el contrario, se están comprando menos productos lácteos. El consumo de leche fluida está un 21% por debajo de lo esperable; el de yogur, un 45%, y el de quesos hasta un 50%. Llamativamente, solo la ingesta de huevos aumentó en este rubro, con un 42% más de lo esperable. Ello podría sugerir que las familias están buscando alternativas más económicas para obtener proteínas.
En tanto, hay un sobre consumo (61%) de aceites, especialmente de girasol y mezcla, lo que podría estar relacionado con su uso en la preparación de comidas más económicas.
Por otro lado, el consumo de café está un 40% por debajo de los sugerido, en contraposición a una mayor compra de mate cocido y té en saquitos (98% y 74% respectivamente).
Gaseosas, abajo; caldos, arriba
El estudio también analizó el consumo de otros productos de alta rotación en la mesa de los hogares cordobeses. La compra de gaseosas está un 27% abajo, lo que podría estar relacionado con una mayor conciencia sobre su impacto negativo en la salud o con una reducción obligada de un producto de alto precio.
Lo mismo pasa con las mermeladas de frutas, que se consumen un 43% menos de lo que sugiere una nutrición saludable.
Por el contrario, el consumo de caldos concentrados, una opción muy económica para la preparación de las comidas, es un 37% mayor a lo definido por el Indec.
El informe concluyó que los hábitos alimentarios de las familias cordobesas se alejaron significativamente de los patrones nutricionales recomendados, en gran parte debido a la crisis económica.
El aumento en el consumo de carbohidratos y alimentos económicos, junto con la disminución en la ingesta de proteínas, lácteos, frutas y verduras, refleja una dieta menos equilibrada y más pobre en nutrientes esenciales.
Y en ese sentido, alertó sobre la necesidad de tomar medidas urgentes para garantizar el derecho a una alimentación digna y equilibrada para todas las familias, especialmente para los sectores más vulnerables, que son los más afectados por esta situación.