Por resolución, el Ministerio de Salud provincial creó en 2017 la Red de Infartos, un mecanismo de coordinación que acorta los tiempos y agiliza los traslados de los pacientes que necesitan una intervención urgente.
La red tiene asiento en el hospital Córdoba y cuenta con cinco nodos distribuidos en toda la provincia, con la intervención de otros centros de alta complejidad (San Roque, Villa María y Río Cuarto).
El mecanismo permite que los jefes de servicio, hemodinamistas y terapistas estén interconectados para que los casos que necesitan intervención urgente puedan llegar a destino lo más rápido posible.
Ariel Ittig, miembro del servicio de Hemodinamia del hospital Córdoba, explica que todos los profesionales del sector público de la provincia (dispensarios o centros de alta complejidad) cuentan con un número único. Una vez que reciben un paciente con sospecha de infarto, envían la información a ese teléfono, junto con la imagen de un electrocardiograma y otras características de la persona. Esa información enviada por WhatsApp es recibida por un médico que está de turno y que filtra los datos en primera instancia.
Si el paciente en cuestión (según la información que el médico reciba) cumple con los requisitos, se avisa a la Red de Infartos que está conectada las 24 horas a través de WhatsApp. Ahí se activa un protocolo para que la persona llegue lo más pronto posible a un centro de alta complejidad.
Si la distancia no lo permite, el paciente es estabilizado en el hospital que le queda más próximo. Y luego es derivado a uno de los centros que integran la Red.
El grupo de WhatsApp está integrado por jefes de servicio y por Derivación de Pacientes, el área del Ministerio de Salud que coordina la asignación de camas. El circuito está tan aceitado que hasta la Policía que controla el tránsito sabe que debe dejar pasar a la ambulancia y el móvil pasa derecho a la sala de Hemodinamia, sin necesidad de ingresar por guardia.
Lucha contra el tiempo
Los primeros 120 minutos son fundamentales para evitar complicaciones. “Si logramos abrir la arteria en las primeras tres horas, logramos salvar la mayor parte del músculo cardíaco”, informa Gustavo Pessah, jefe de Hemodinamia del hospital Córdoba.
“Tiempo que pasa es músculo que se pierde”, refieren los especialistas. “Las arterias nutren un territorio del corazón. Si estas arterias se ocluyen, el territorio se va muriendo. Se va necrosando. Tenemos que lograr destapar la arteria lo más pronto posible”, grafican.
La comunicación entre los efectores de salud es fundamental en esta lucha contra el tiempo.
Según datos oficiales, la mortalidad bajó del 8,57 al 4,42% si se comparan dos períodos: antes y después de la creación de la Red de Infartos.
Los especialistas aseguran que el trabajo en red mejora los resultados y solicitan que estos vínculos se extiendan para abarcar a más centros de alta complejidad.
