La rapidez con la que se inicia la reanimación cardiopulmonar (RCP) es el factor más determinante para la supervivencia de una persona que sufre un paro cardíaco, independientemente de si es realizada por un profesional de la salud o un transeúnte.
Así lo indica un estudio de la Universidad de Trieste, que analizó datos de 3.315 pacientes con infarto de miocardio con elevación del segmento ST (STEMI) tratados en el Hospital Universitario de Trieste entre 2003 y 2024. Entre ellos, 172 sufrieron un paro cardíaco extrahospitalario (PCEH), y 44 recibieron RCP por parte de un transeúnte.
La importancia de la RCP inmediata en paros cardíacos extrahospitalarios
Los resultados fueron contundentes y refuerzan la necesidad de educar a la población en técnicas de RCP, dado que el 80% de los paros cardíacos ocurren en entornos residenciales.
- El porcentaje de RCP realizada por testigos aumentó del 26% en 2003-2007 al 69% en 2020-2024.
- El tiempo hasta el retorno de la circulación espontánea (RCE) fue un factor clave en la supervivencia.
- Cada 5 minutos adicionales sin circulación aumentaban en un 38% el riesgo de mortalidad.
¿Quién debe hacer la RCP? La clave está en actuar rápido
El estudio reveló que la tasa de supervivencia a largo plazo fue similar entre quienes recibieron RCP de un testigo presencial y quienes fueron atendidos por servicios de emergencia. Lo que realmente influyó en el desenlace fue el tiempo de respuesta.
- Los pacientes reanimados por profesionales recuperaron la circulación en 5 minutos en promedio.
- Los reanimados por transeúntes tardaron 20 minutos en recuperar la circulación.
A pesar de esta diferencia, la intervención inmediata por parte de cualquier persona sigue siendo crucial para aumentar las probabilidades de supervivencia antes de que lleguen los servicios médicos.
El impacto del tiempo en la supervivencia
Los datos mostraron que cuanto más rápido se inicia la RCP, mayores son las probabilidades de recuperación. Una peor fracción de eyección del ventrículo izquierdo (FEVI) y mayor edad también aumentan el riesgo de muerte. Cada 5 años adicionales en la edad del paciente incrementaban el riesgo de fallecimiento en un 46%.
Esto demuestra que, aunque los avances médicos han mejorado las tasas de supervivencia, la educación en maniobras de reanimación sigue siendo fundamental.