Más allá de su uso en la cocina, el laurel (Laurus nobilis) fue, y sigue siendo, valorado durante siglos por sus propiedades aromáticas y medicinales. Según el Feng Shui, colocar hojas de laurel en la entrada principal limpia la energía del hogar y promueve la armonía.
Sin embargo, su utilidad práctica va más allá de lo místico: las hojas actúan como un repelente natural contra insectos, especialmente cucarachas. Este truco, transmitido de generación en generación, se viralizó en las redes sociales, donde los usuarios aseguran que es una solución sostenible para un problema común.
Qué significa poner hojas de laurel detrás de la puerta
Nuestras abuelas ya lo sabían: bastaba con colocar unas ramas secas de laurel en los armarios para mantener a raya a las polillas. Pero su uso va más allá de los placares. Cada vez más personas recurren a un truco casero que consiste en colocar hojas de laurel detrás de las puertas o en rincones estratégicos del hogar. ¿El objetivo? Ahuyentar insectos como cucarachas, mosquitos, hormigas o polillas, aprovechando sus propiedades naturales como repelente.
El laurel contiene compuestos volátiles como el cineol y el eugenol, presentes en sus aceites esenciales. Estas sustancias emiten un aroma intenso y penetrante que resulta muy molesto para muchos insectos, pero que es totalmente inofensivo para las personas.
Este efecto lo convierte en un repelente natural, ideal para proteger tanto el interior del hogar como el jardín. Su eficacia es tal que, además de cucarachas, también ayuda a mantener lejos moscas, ácaros, gorgojos, pulgones o mosquitos, sin necesidad de recurrir a productos químicos agresivos.

Dónde conviene colocar las hojas de laurel
Para que el laurel sea realmente efectivo, es importante elegir bien su ubicación. Los lugares más recomendados son:
- Detrás de las puertas, especialmente si dan al exterior.
- En las esquinas de habitaciones y pasillos.
- Cerca de las ventanas o en sus marcos.
- Dentro de armarios, cajones y zapateros.
- En zonas donde descansan las mascotas.
Lo ideal es usar hojas frescas o recién secas y renovarlas cada dos semanas, ya que con el tiempo su aroma se desvanece y pierden efectividad.
Una de las grandes ventajas del laurel es que no contiene productos tóxicos para las personas, siempre que se use de forma responsable. En hogares con niños pequeños o animales, lo más recomendable es colocar las hojas en lugares elevados o protegidos.
Cómo preparar un insecticida natural con laurel
Además de colocar las hojas directamente, existe una infusión concentrada de laurel que se emplea en jardinería y también puede usarse en casa como insecticida natural. Su preparación es sencilla.
- Trocear 300 gramos de hojas de laurel por cada litro de agua.
- Usar agua de lluvia o reposada si es posible.
- Cocinar a fuego medio hasta que hierva, tapa y deja infusionar 10-15 minutos.
- Dejar enfriar 3-4 horas sin la tapa puesta. Colocar todo en un balde con 5 litros de agua (con las hojas incluidas).
- Dejar reposar 24 horas, colar y ya está listo para usar.
Esta mezcla se puede pulverizar sobre superficies o colocar en recipientes distribuidos por la casa. Tiene un característico tono rojizo y es especialmente útil para prevenir plagas.