Cristina “Tatá” Evangelista (61) nació en Río Cuarto y desde joven siempre supo que iba a ser docente. Terminó el secundario en el colegio católico Cristo Rey y luego ingresó al magisterio que funciona en la Escuela Normal Superior Justo José de Urquiza. Ahí se recibió de maestra normal.
En 1985 se mudó a Villa Mercedes, San Luis. Fue en busca de nuevos desafíos y de la promoción industrial. Durante la pandemia de coronavirus, “Tatá” se jubiló de las aulas, pero no de su vocación; y con una trayectoria de 30 años, armó un plan de alfabetización y continúa enseñando en distintos espacios.
El ocho de septiembre se conmemora el Día Internacional de la Alfabetización. Ese día, la Municipalidad de Villa Mercedes reconocerá su labor. En diálogo con La Voz, la maestra sostiene que es importante esa efeméride y que se “haga ruido sobre un tema que tendría que haber hecho ruido hace mucho tiempo, porque la situación de nuestros niños y jóvenes es crítica en materia de alfabetización”.
“Con que se hable de alfabetización, con que un día, una hora, se hable de alfabetización y la verdadera necesidad, para mí, ese es mi mejor reconocimiento”, dice.
“Se enseña a leer”: el cartel en la casa de “Tatá”
Una vez que se flexibilizaron los permisos durante la cuarentena de Covid-19, “Tatá” agarró sus tizas y en un viejo pizarrón escribió: “Se enseña a leer, gratis”. Ese cartel lo colocó en la vereda de su domicilio y fue un llamador para nuevos aprendizajes. No sólo se acercaron los chicos de la primaria, también se acercaron personas de otras edades.
Según contó la mujer, ocupaba la mayor parte de su jornada enseñando. A leer y a escribir a los más chicos, pero también ayuda a estudiantes universitarios. La respuesta entre las partes fue excelente y destacó el intercambio independientemente de quien estudia y quien enseña.
“No solo hay un crecimiento personal dentro de los conocimientos adquiridos, sino que hay un crecimiento en sentimientos, hay un crecimiento en personas, hay una permanencia en el vínculo, y eso es fantástico”, describe.
Plan de alfabetización
Con la dimensión que tomó el proyecto, la riocuartense continuó con un plan de alfabetización. La Fundación Valduvieco, dedicada al trabajo pedagógico y psicosocial, la convocó para que enseñara a chicos con discapacidad.
Al segundo año del proyecto, ya contaba con 36 alumnos. “Tatá” escribió un cuadernillo para que cualquiera le pueda enseñar. Se llama “Leer y Escribir en Comunidad”, y la Municipalidad de Villa Mercedes lo tomó como política de Estado.
La idea de “Tatá” se multiplicó. Ahora, como dice ella, “anda enseñando” por los barrios. Dice que “el saber leer y escribir es un derecho” y lo pone como uno de los puntapiés de la justicia social.
Docente rural, un amor para toda la vida
“Tatá” ama ser docente rural. Entre sus múltiples ocupaciones, hace más de tres décadas que enseña en Estación Río Quinto, un paraje ubicado a 30 kilómetros de Villa Mercedes. Sostiene que ser docente en el campo y en la ciudad es diferente y que el “plurigrado” es lo más significativo.
“Es el mejor sistema que hay para que los chicos aprendan libremente. Cuando me invitan a hablar con los docentes de la ciudad, siempre les digo que den clases como si fueran en plurigrado, no importa el nivel donde se encuentran los chicos, den clases como si fueran en plurigrado, que los chicos se acomodan y empiezan a salir adelante solitos”, cuenta.
“Tatá” es el apodo que lleva desde pequeña y con el que la reconocen todos en Villa Mercedes, ya sean vecinos, alumnos o padres. La riocuartense se jubiló en marzo del 2020, pero eso no terminó con su vocación. Hoy continúa con proyectos que ayudan a su comunidad.
“Hace falta reconocer al otro y a la educación popular. Siempre el otro es un ser sabiente de distintos saberes, y nos vamos a intercambiar eso”, concluye.
*Practicante del Colegio Universitario Politécnico (CUP)
