El Ejecutivo Nacional enviará un proyecto para modificar el Artículo 435 del Código Civil Argentino, que incorpora la figura del divorcio simplificado.
Siempre que los dos cónyuges estén “de acuerdo”, podrían presentarse en sede administrativa y solicitar el fin del matrimonio sin la intervención de representantes legales.
La Secretaria de la delegación jesusmariense del Colegio de Abogados, Verónica Búa, sostuvo que le están “mintiendo” a la gente, dado que esto podría traer para los involucrados algunas complicaciones.
“La idea es que la gente piense con esto que va a ahorrar dinero, que va a tener que realizar menos trámites, que se va a presentar al Registro Civil y se va a divorciar”, opinó.
Y añadió: “Lo que se pierde de vista acá es que este hipotético ahorro, no prevé consecuencias de actos sin intervención de la judicatura y sin un debido asesoramiento, que pueden provocar perjuicios después, y además deja afuera cuestiones que tienen que ver con protección de los integrantes de la familia”.
La representante del Colegio de Abogados advirtió que cuando el trámite tiene a un juez como moderador de una situación que, en general, es de conflicto, se establece un sistema de resguardo de los bienes de cada uno de los cónyuges, pero también se tiene en cuenta a los niños o adolescentes que pueden formar parte del grupo familiar.
“Si hay menores –el juez- obliga a presentar una propuesta sobre la responsabilidad parental, cuota alimentaria y régimen de comunicación y cuidados personales, esa es una garantía para preservar el interés de los niños; de repente en este supuesto divorcio administrativo ese cuidado no está, yo voy, me divorcio y todo lo demás queda pendiente”, explicó.
Búa advirtió que, sin un abogado interviniendo, las personas pueden no estar al tanto de los derechos que tienen y las exigencias que pueden hacer a la hora de una separación conyugal.
“Entonces sacar el divorcio de ese ámbito de protección y presentarlo como si fuera una simple cuestión de ahorro, me parece que es minimizar derechos”, remarcó.
Aseguró que en sus más de 20 años de experiencia en casos de familia, sólo en dos oportunidades se dio que los dos cónyuges estaban de acuerdo en los términos de la finalización del matrimonio.
“Los abogados siempre somos los villanos, pero somos los que estamos cuando los conflictos se producen, cuando la situación es conflictiva somos los abogados los que entramos a ese terreno de la negociación, entonces la verdad, como abogados sabemos cuál es nuestro rol social, y querer corrernos de esa función no va a redundar más que en perjuicios para la gente”, fustigó.
